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Avanzan las alianzas

Plaza pública

MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA

El domingo 21, ante miles de seguidores que lo escuchaban con atención Andrés Manuel López Obrador se manifestó de modo explícito contra las alianzas de los partidos que sostuvieron su candidatura con el PAN o con el PRI, que son lo mismo según dijo a sus compañeros. Sin embargo, los tres partidos con los que mantiene vinculación y que ahora integran un frente político denominado Diálogo por la reconstrucción de México (Día) persisten en su propósito de coaligarse con Acción Nacional. El miércoles se consolidó la liga del panismo con el PRD, Convergencia y el Partido del Trabajo en Sinaloa.

Siempre dispuestos a descalificar la posición política de López Obrador, sus más insistentes impugnadores ríen ahora de lo que suponen incapacidad política de dirigir los pasos de las agrupaciones que lo consideran Presidente legítimo de México. "Ya no manda ni a los suyos", se mofan por la divergencia entre las opiniones del líder del movimiento por la soberanía. Igualmente lo tacharían si ocurriera lo contrario. Lo tendrían por cacique capaz de imponer conductas a sus seguidores. Él alega que su opinión es una más en el ámbito partidario, y que el movimiento que encabeza no se involucra en la lucha electoral.

Comete de ese modo un error, porque la vasta organización que ha levantado en más de tres años de pacientes recorridos por todo el país -que implicó visitas a todos y cada uno de los dos mil quinientos municipios-constituiría un apoyo en extremo valioso, y en algunos casos decisivo a las candidaturas sostenidas por el Día y el PAN. Yerra también el ex candidato presidencial cuando resta importancia a los comicios locales y sólo aprecia en su horizonte a los que tendrán lugar en 2012 en que estará de nuevo en juego la Presidencia de la República. Si participa o no en esa contienda dependerá, según su repetida apreciación de quien, en el seno de los partidos del Día esté ubicado en mejor posición según las encuestas. Se da por hecho que el PRD y los dos partidos que lo acompañan tendrán que decidir entre López Obrador y Marcelo Ebrard, el jefe del Gobierno capitalino. Pero no es de excluir que aparezcan en el horizonte otros eventuales aspirantes. La gobernadora de Zacatecas, que concluye este año su Administración podría figurar en el elenco de las precandidaturas. Y aunque aún es temprano para proponerlo, no está excluida la petición de sectores de esos partidos de contar con un candidato ajeno a ellos, para evitar diferir conflictos internos, en cuyo caso la vista se dirige al ex rector de la Universidad nacional, Juan Ramón de la Fuente.

Pero la sucesión presidencial está lejana y no los procesos locales, donde las alianzas entre el PAN y el Día pueden tener un papel significativo. Después de concertadas las coaliciones en Durango, Puebla y Oaxaca, sus candidatos realizan ya tareas de proselitismo según la etapa establecida en las legislaciones locales. Los trámites para establecer alianza o seleccionar aspirantes están en curso en Hidalgo y Sinaloa, y todavía no se concreta la asociación de esos partidos en Quintana Roo.

En Hidalgo disputan la candidatura aliancística dos precandidatos, Xóchitl Gálvez y José Guadarrama. Representan modelos antitéticos, modos de hacer política por completo diferentes. El ex priista impuso un periodo de precampaña que tiene por objeto el que surta sus efectos la guerra de desgaste y desprestigio a que ha sometido -él o el Gobierno del estado, o ambos unidos-a la única mujer participante en todos los procesos locales hasta ahora. Es ilógico que a partir de mañana y hasta el 15 de abril los aspirantes recorran el estado tratando de persuadir a los miembros de sus partidos, que no tendrán voz directa en la selección. De antemano se acordó que a partir de encuestas, que ya han sido realizadas, el comité de la alianza designe a quien postulará la coalición. Xóchitl Gálvez es presentada en esta fase por el PAN y el PT, mientras que Guadarrama consiguió a duras penas que el partido al que por ahora pertenece, el PRD, lo propusiera. Ha cundido en Hidalgo y en la dirección nacional de ese partido la noción de que Guadarrama causa más daño que bien a ese partido. Ni siquiera la alicaída Nueva Izquierda está ya en disposición de sacar adelante su postulación al precio que sea.

En Sinaloa surtió al fin efecto la conversación que sostuvieron en Los Pinos hace algunas semanas el presidente Calderón y el senador, entonces priista, Mario López Valdez, conocido con el acrónimo que identifica a sus empresas, Malova. El panismo local se oponía a considerar siquiera su apoyo al legislador no sólo por su filiación priista sino por su estrecho nexo con el ex gobernador Juan Sigfrido Millán, enemistado con quien lo sucedió, Jesús Aguilar, por lo que los panistas no querían figurar como piezas en un conflicto interno priista. Finalmente Malova dejó formalmente el PRI y es ya precandidato único de la alianza del PAN -cuya militancia local ha tenido que aplicar la contundente orden de admitirlo, tan enfática como la instrucción militar que manda poner cartucheras al cañón quepan o no quepan.

López Valdez aparece en la punta de las mediciones que exploran las preferencias ciudadanas. Habrá que ver hasta qué punto un sector de los interrogados lo prefería por su propia personalidad y por su pertenencia al PRI y en qué medida las reticencias del panismo tradicional se convierten en frío electoral. De cualquier modo, hoy están ya enfrentados Malova y Jesús Vizcarra.

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