Seguridad. Soldados en Ciudad Mier realizan operativos continuamente. AP
La Cruz Roja mexicana enviará al menos 15 toneladas de ayuda a los desplazados del municipio de Ciudad Mier (Tamaulipas, frontera noreste con Estados Unidos), que huyeron por el recrudecimiento de la violencia del narcotráfico a principios de este mes, reveló ayer una fuente oficial.
Actualmente al menos unas 250 personas están viviendo en un albergue habilitado en el vecino municipio de Miguel Alemán, en donde reciben alimentos y cobijo. Se les proporciona además desde esta semana un apoyo de 500 pesos para que atiendan sus necesidades personales.
La delegada de la Cruz Roja en Tamaulipas, Catalina González, dijo a la prensa que será en el transcurso de esta semana cuando se inicie la entrega de los apoyos que ya se encuentran en las oficinas de la delegación en Ciudad Victoria, capital del Estado.
Explicó que la ayuda humanitaria, en su mayoría alimentos, ha sido recabada de donativos de la sociedad. González indicó que el personal de Cruz Roja tiene instrucciones de actuar con cautela ante posibles situaciones de violencia.
Tamaulipas vive desde principios de este año una ola de violencia que ha dejado centenares de muertos por el enfrentamiento entre dos grupos del crimen organizado.
La seguridad en Ciudad Mier fue reforzada por soldados y marinos la semana pasada, pese a lo cual continúan registrándose enfrentamientos en la zona, según informes de la fiscalía estatal.
Un mando militar deberá evaluar esta semana si existen las condiciones para que los desplazados regresen a sus hogares.
En repudio al ambiente de violencia que azota a Ciudad Juárez, organizaciones civiles, universitarios y la comunidad fronteriza colocaron unas 80 mantas en el bordo del Río Bravo.
Días previos algunos estudiantes hicieron la convocatoria a través de redes sociales en las que pedían unirse a esta exigencia de poner un alto a los hechos violentos.
Alrededor de 20 organizaciones civiles acudieron al llamado, mismas que en las mantas que colocaron expresaron reflexiones acerca de la paz.
La convocatoria para colocar las mantas se efectuó a través de Internet por universitarios de esta frontera, a fin de expresar su sentir ante la ola de violencia que se vive en Ciudad Juárez y exigir paz en la ciudad.
A este llamado acudieron unas 20 organizaciones civiles y más de un centenar de ciudadanos, quienes plasmaron sobre las mantas sus inquietudes por la inseguridad, pero sobre todo reflexiones acerca de la paz.
Reprueban juarenses la violencia
Ola de violencia frena ayuda en Sonora
En los pueblos del desierto y frontera de Sonora las familias huyen. Los profesores piden cambio de plaza; los comercios cierran por falta de proveedores. Y lo que es peor: los programas sociales no llegan y hace falta Policía.
Es en los municipios de Altar, Tubutama, Átil, Oquitoa y Sáric donde se vive así debido al clima de violencia.
La zona es uno de los lugares de más altas temperaturas del hemisferio norte y es el punto donde cada año mueren cientos de migrantes tratando de cruzar la línea fronteriza que divide este territorio de Estados Unidos.
Esta situación de vulnerabilidad e incertidumbre la confirman los pobladores: esos mismos que han salido huyendo a municipios menos inseguros como Magdalena, Hermosillo y Obregón. Lo cuentan también los comerciantes que han tenido que cerrar sus negocios y lo confirman sus alcaldes, quienes piden más policías.
Un ejemplo de esas familias que han tenido que abandonar sus viviendas es la que encabeza María de la Cruz. Ella vivía en Tubutama, un municipio ubicado en el noroeste de Sonora y a 20 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, pero lo abandonó.
La señora cuenta que la vida en su pueblo se fue haciendo cada vez más violenta: hombres encapuchados, grupos de sicarios que recorrían las calles, balazos a cualquier hora del día, negocios que cerraban y niños que jugaban a ser narcos.
Por eso, un día le dijo a su esposo: "No aguanto más". Tomaron lo que pudieron, lo echaron a su pick-up y salieron del pueblo. Sólo con lo indispensable y sus tres hijas. Llegaron a Hermosillo a casa de su hermana y empezaron a buscar dónde poder vivir.