Deslinde. La líder de las sobrecargos, Lizzette Clavel se deslindó de la iniciativa del calendario de las diez azafatas. EL SIGLO DE TORREÓN-AEE
Bailan de manera sensual. Su cabello con ondas suaves está coronado por sombreros de piloto. Ajustadísimos mallones (por atrás de algodón, y por delante de cuero falso) cubren sus piernas torneadas. Portan el maquillaje exacto para gustar y un saco azul marino que les da la apariencia de lo que son: sobrecargos. Entre chiflidos se despojan lentamente de él y surgen blusas mínimas de escotes proverbiales. Son las 10 azafatas de la aerolínea Mexicana de Aviación, que debido a sus horas bajas, dejó a más de 6 mil personas sin empleo. Entre ellas, a este grupo que la noche del jueves bailó, lanzó besos y se dejó fotografiar en un 'antro'.
-¿Creen que al hacer el calendario dan una versión sexista de su profesión? -se les pregunta entre chiflidos, aplausos y luces de colores.
-Dicen que es una visión sexista, pero nosotros no lo manejamos así -contesta una de ellas, aunque el escote y sus poses la contradicen del todo. Las chicas tuvieron trato de jet set. El mismo al que servían en las clases ejecutivas. Afuera del Clássico, el exclusivo centro nocturno donde se presentaron, el cadenero -ya de por sí conocido por infranqueable- hizo su noche. Ingresar fue un triunfo para los invitados e incluso para los reporteros, que también tuvieron que pasar cadena y ser elegidos por los organizadores. A las 21:20, el pequeño lugar, que ya alojaba a unas 200 personas, iluminó la pista de baile cual cliché de Fiebre del Sábado por la Noche. Cuadros multicolores encendían y apagaban al ritmo de la música electrónica que dio la bienvenida a las 10 chicas que fueron recibidas con aplausos y una lluvia de interminable de 'fiu-fius'. Una a una se presentaron
"Hola, soy Ofelia y soy febero" (aplauso sonoro). "Soy Luana y soy julio". (Oleada de chiflidos).
El grupo asegura que la revista Playboy ya se ha acercado a ellas para pedirles que posen. Igualmente, presumen que han pedido calendarios desde Australia, Europa y toda América Latina. Sobre el sindicato, ni opinar. "No venimos aquí a hablar de él", dice una. Aunque se conoce que Lizette Clavel, líder de los sobrecargos, se ha deslindado de esta iniciativa.
Mientras las chicas son idolatradas, en una esquina espera una señora de unos sesenta años. Al principio se le nota tímida, pero después se suma a los aplausos. Es María Elena Gálvez, la madre de Rosy o, mejor dicho, la chica de abril. Su hija tenía dos años trabajando en Mexicana y de un día para otro no voló más. "¿Que cómo me siento? ¡Aaaah pues orgullosa y contenta", dice con una sonrisa la mujer que hace más de 30 años no pisaba un centro nocturno. "Al principio no sabía bien qué pensar. Pensé que iban a salir muy destapadas, pero ahora me siento alegre y no sólo por mi hija sino por todas las chicas", cuenta, mientras se ajusta el saco.
A la derecha, su hijo mayor, Arturo, celebra la "valentía" de su hermana. "Esta es una problemática muy fuerte y ellas están haciendo algo. La quiebra de la empresa impactó muchas familias y lo que quieren ellas es poner su granito de arena", dice convencido.
Entre el público hay familias, empleados de la aerolínea, amigos y uno que otro deslumbrado por las chicas. "Están bien guapas", dice Enrique, gerente de ventas de 29 años y cliente habitual del antro. Y son guapas. Es cierto. Tan guapas como desempleadas.
Sin embargo, todo ese espíritu guerrero se queda en el aire cuando se les hace una simple pregunta.
-¿Alguna de ustedes sabe cuánto se necesita para rescatar a Mexicana? -y la respuesta es tan escueta como su ropa.
-¡Ay! No. No sé, ¡eh!
La música se reanuda y entre silbidos y porras, las chicas vuelven a bailar.