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Bad Romance

GENARO LOZANO

 N UEVA YORK.- El sector más conservador del PAN y el más oportunista del PRI juegan al suicidio político. Parafraseando a Lady Gaga, estos partidos "están atrapados en un mal romance" en torno a temas que despiertan a las mismas coaliciones conservadoras en todo el mundo: los abortos legales, la eutanasia, los derechos de las lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero (LGBT) y otros temas culturales.

La ola de reformas en 18 estados para impedir el acceso libre y seguro a la terminación de un embarazo no deseado ha posicionado al PRI y al PAN en el extremo derecho respecto al votante promedio. Como reacción a la despenalización del aborto en la Ciudad de México, el PRI y el PAN impulsaron enmiendas constitucionales sin consultar a la ciudadanía. Lo hicieron porque pudieron, porque quisieron y porque contaron con el apoyo de la Iglesia Católica. Sabina Berman publica en el número reciente de la revista Proceso un texto soberbio al respecto.

El mal romance del PAN y del PRI se vuelve a activar en torno a los matrimonios para parejas del mismo sexo aprobados por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) el 21 de diciembre pasado con todo y el derecho de adopción de menores.

Mariana Gómez del Campo, la presidenta del PAN DF, ha decidido buscar las 22 firmas necesarias para presentar un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El PAN tendría las 15 firmas de sus diputad@s más 3 del Partido Verde en la ALDF y con ello necesitaría sólo 4 firmas más, al tiempo que el PRI tiene 8 diputad@s en la ALDF.

Los políticos hacen cálculos estratégicos para ganar votos. Buscan la sobrevivencia de sus partidos y plataformas a cualquier costo, al igual que también tienen sus preferencias personales.

Mariana Gómez del Campo calcula mal. Como política debería revisar las encuestas publicadas que revelan el cambio generacional que en México, al igual que en el resto del mundo, ocurre en torno a los derechos de las personas LGBT. Ecuestas publicadas por diarios como Reforma y El Universal en diciembre pasado, revelan que hasta un 67% de los jóvenes entre 18 y 29 años apoyaba la ley de matrimonio para parejas del mismo sexo. De acuerdo con el INEGI, la población del DF entre 0 y 14 años es del 23.4%, mientras que la de entre 15 y 29 años es del 25.7%.

En otras palabras, de los 8.7 millones de habitantes del DF, casi el 50% es menor a 30 años. Los votantes del futuro a los que el PAN DF corteja con su campaña de "Entra en @cción", son precisamente los votantes que corre el riesgo de perder si decide proceder con su recurso de inconstitucionalidad. Todo el trabajo y la pasión que Mariana ha puesto para afiliar a jóvenes al PAN, tanto diseño en la página web del PAN DF, tanta inversión en redes sociales de Internet, tanto mensaje de que "las puertas del PAN están abiertas para todo mundo" todo a punto de ser tirado a la basura.

La Iglesia Católica está en crisis en el siglo XXI. Como institución envejece cada año más, no se renueva, se queda sin adeptos en el mundo entero, salvo en África que es la única región del mundo en la que el catolicismo ha podido mantener ritmos crecientes de afiliación. Los seminarios están sin padres, los conventos sin nuevas monjas. Las catedrales con menos creyentes. De igual forma, el PAN, y el PRI, juntos en su mal romance, envejecen de la mano de caras jóvenes que hacen apuestas políticas equivocadas.

El PAN se radicaliza y comete el riesgo de volverse un taliPAN, como lo empiezan a llamar en Twitter. El PAN se aleja cada vez más del centro en el que Vicente Fox mantuvo al partido en los seis años de su Gobierno. Después de todo, con Fox, el primer hombre que no tenía esposa al llegar a la Presidencia de México, y con el marco de la transición democrática electoral, la agenda de la diversidad sexual avanzó a nivel nacional con el Conapred, con la primera funcionaria transexual a nivel federal en Censida, con la reforma del artículo 1º de la Constitución que incluyó la palabra "preferencias" en el combate a la discriminación, entre otros temas.

Sin embargo, es en el PRI donde está el dilema más fuerte. El PRI se debate entre quienes lo quieren reformar como un partido socialdemócrata, como el gobernador Moreira, y entre quienes desean convertirlo en la nueva derecha. Los priistas tienen el dilema de envejecer de la mano del PAN, uniéndose a las coaliciones internacionales en las que están Joseph Ratzinger, George W. Bush, José María Aznar, Sarah Palin y hoy Mariana Gómez del Campo, o si desean dar la pelea por el sector del votante liberal que no apoya el modelo económico que impulsa AMLO, pero que sí coincide en la defensa de las libertades y derechos sociales que hoy el PRD abandera en el DF y el sector del PRI que apoyó los Pactos Civiles de Solidaridad en Coahuila.

El futuro del PAN parece insalvable, pero el PRI puede aún rectificar.

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