Foto: LA I
Un ama de casa fue asesinada dentro de su casa, por tres sujetos armados que irrumpieron de forma violenta en una vivienda de la colonia Las Carolinas, en Torreón. El crimen se cometió ante el esposo de la víctima, y sus nietos.
La Víctima
A las 10:00 horas se reportó el homicidio calificado con motivo de un robo, el más penado en Coahuila, ocurrido en la calle Pirámide de la Luna número, de la citada colonia. La víctima fue María Teresa Juárez Medina, de 55 años de edad.
Policías Ausentes
A pesar de que recibieron la primera llamada de auxilio, ninguna patrulla de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Torreón se presentó en el lugar, al que sí acudieron elementos de la Policía Operativa del Estado, del Ejército Mexicano y de la Policía Investigadora.
Calibre 40
El cuerpo de la mujer presentaba seis heridas de bala en diferentes partes del cuerpo y en el lugar se aseguraron al menos 3 casquillos de arma de fuego calibre 40.
Al lugar se presentó el agente del Ministerio Público de delitos contra la Vida y la Salud de las Personas y se entrevistó con los testigos del crimen para iniciar la averiguación previa por el homicidio y el robo.
Se Levantó Temprano
Sobre los hechos se logró conocer que la mujer desde temprana hora se levantó y luego se puso a ver la televisión en compañía de una nieta.
Cerca de las 10:00 horas entraron de forma violenta los sujetos armados a la casa y se dirigieron a la mujer, a quien sacaron de la recámara donde estaba viendo la televisión, mientras que la menor fue encerrada en el cuarto de baño.
Además del homicidio los sujetos se llevaron dinero y joyas.
Guardan Silencio
A pesar de que los sujetos armados llegaron a cometer el crimen en un vehículo y se desplazaron por una calle angosta, ninguno de los vecinos se animó a dar información al Ministerio Público sobre las características del mismo.
Tampoco se ha establecido si los homicidas entraron a la casa con el rostro cubierto o si tenían alguna seña particular a la vista.
Poco a poco fueron llegando familiares de María Teresa al lugar y las lágrimas y abrazos de consuelo se hicieron presentes, al igual que decenas de curiosos que estaban en primera fila en la angosta calle o los más discretos que observaban desde una esquina.
