Fuera de acción, sin posibilidad alguna de jugar la Copa del Mundo, el que posiblemente sea el jugador más carismático del planeta, David Beckham, regó esta tarde su talento extra futbolístico sobre la cancha del estadio de esta localidad rural cercana a la frontera de Sudáfrica con Botswana.
Fuera de acción, sin posibilidad alguna de jugar la Copa del Mundo, el que posiblemente sea el jugador más carismático del planeta, David Beckham, regó esta tarde su talento extra futbolístico sobre la cancha del estadio de esta localidad rural cercana a la frontera de Sudáfrica con Botswana.
Sin aspavientos, al contrario, abierto totalmente al público y sobre todo a las jovencitas africanas, el símbolo de la selección de futbol y del deporte de Inglaterra estuvo presente en el encuentro que su conjunto ganó 3-0 a un modesto, pero enjundioso equipo local Platinum Stars.
Con actitud positiva y "echando rostro", el rubio futbolista-modelo departió con los aficionados que así se lo requirieron al término del encuentro de esta tarde y no hizo de menos a nadie; ni a mujeres y tampoco a admiradores masculinos que le pidieron su firma.
Beckham, vestido con el uniforme de entrenamiento oficial del equipo de la isla británica, con chamarra y pants en azul marino, fue con algunas dudas iniciales rodeado por los fans nativos de esta zona de Sudáfrica a los que con sus gestos y actitud "les abrió la puerta" hacia su persona.
Poco a poco se le acercaron, le dirigieron la palabra, a lo que él respondió accesible, aceptando abrazos, dando otros y posando para la foto, aunque no trajera encima alguna de las marcas de ropa que han contribuido a engrosar su billetera.
Por momentos, parecía que había una fila para acceder a él y finalmente muchos, o mejor dicho muchas pudieron comprobar que el símbolo inglés, además de ser un "gentleman" (caballero) también es de carne y hueso.
Cerca de él, otro símbolo, pero más relacionado al futbol que a la farándula, Rio Ferdinand, aún trata de acostumbrarse a las muletas tras la lesión en la rodilla izquierda que al igual que Beckham lo dejó fuera de la Copa del Mundo.
También presente en el terreno de juego tras el partido de hoy, Ferdinand, con el mismo uniforme, se movió por el pasto con una especie de férula que le cubría la zona que se lesionó durante el entrenamiento del equipo inglés del viernes pasado.
La dupla de estelares lesionados, junto con sus compañero de misión y el entrenador Fabio Capello, se reunieron posteriormente en el centro del campo y ofrecieron unos regalos a los aficionados que en un número no mayor de cuatro mil asistieron al estadio Moruleng de esta localidad rural.
Un estadio, por supuesto, sin el glamour de Wembley, con una cancha modesta, pero con un calor humano diferente y podría calificarse como genuino, al que estos jugadores de primer orden mundial están acostumbrados a experimentar en la gran isla británica.