Clima. En la imagen se muestra los estragos del cambio climático en el paraíso mexicano.
El Gobierno mexicano no escatimó y a menos de dos días de que inicie la cumbre climática más importante del mundo, ya tiene blindada la ciudad de Cancún y sus alrededores por cielo, mar y tierra.
En menos de dos días este destino turístico se convirtió en una especie de gran fortaleza resguardada por personal del Ejército mexicano y la Marina, así como de las policías Federal Preventiva, de Caminos, Estatal y Municipal.
No hay calle, glorieta o carretera donde no se les vea, andan en grupo, nunca en solitario, a pie, en camionetas y vehículos blindados, y participan en rondines permanentes o se mantienen en los retenes o puestos de revisión mixtos.
Vestidos completamente de negro, algunos con el rostro cubierto o con uniformes militares, cargan con todo el armamento posible en sus cuerpos y en sus manos, siempre listos.
Su presencia obliga al temor. Solidaridad, Isla Mujeres, Tulum y, sobre todo, Benito Juárez son un búnker policiaco-militar.
Se trata de cinco mil a seis mil efectivos policiales y militares que se encargarán de mantener la seguridad antes y los 11 días que se realizará en varios foros la Conferencia de los Pueblos sobre el Cambio Climático (COP-16), según datos que proporcionó el secretario estatal de Seguridad Pública, Miguel Ángel Ramos Real.
A partir del próximo lunes y hasta el 10 de diciembre se verificará la asamblea convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en la que se prevé la participación de 25 mil a 40 mil personas de 192 países, tanto en los eventos oficiales como en los foros alternos.
Desde el fin de semana pasado arribaron decenas de agentes federales preventivos a esta ciudad, cuyas calles recorren en convoyes compuestos en algunos casos por vehículos blindados y algunos con sistemas lanza chorros de agua.
Fuerzas militares y policiales de los tres niveles de Gobierno mantienen seis puestos de revisión en el bulevar Kukulkán de la zona hotelera y en la carretera que comunica a Cancún y Tulum, además de que el Aeropuerto Internacional ya está bajo control del Estado Mayor Presidencial.
En un prolongado tramo del carril de baja velocidad que va de Cancún a Playa del Carmen, fueron colocados conos naranjas y tanques que se usan para transportar combustible.
Hay unidades y retenes en la delegación Bonfil, en la entrada de la desviación a la terminal aérea, en el campamento de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), en el puente recién terminado del Moon Palace, que ya ha sido protegido con malla y vallas metálicas.
Los conductores de automóviles con placas foráneas, con vidrios polarizados o que parezcan sospechosos son detenidos y sujetos a revisión mediante un detector de metales y se les pide su identificación.
Lo mismo ocurre en las entradas a Cancún por la carretera federal a Mérida y en varios tramos de la zona hotelera, como el kilómetro cero, Playa Las Perlas, el astabandera, plaza La Isla, el Mirador y Punta Nizuc.
Ninguna persona sin acreditación oficial o documento sellado podrá superar el estricto control en los recintos de la COP-16, y hay que hacerse a un lado ante la velocidad y amplitud de los convoyes que recorren prácticamente todo Cancún y las delegaciones Bonfil y Leona Vicario.