'Bombón asesino' uruguayo reta a machistas a pelear
La boxeadora uruguaya Chris Namus, apodada "Bombón Asesino" por su belleza, y ganadora de varios títulos mundiales, invita a los que piensan que ese deporte no es para mujeres a que suban con ella al ring para demostrarles que es "un boxeador más" sin dejar de ser "femenina, coqueta y delicada".
Sus tiernas facciones, su espectacular figura y su abrumador talento en el cuadrilátero le valieron ese llamativo sobrenombre, que a Namus no le gusta demasiado aunque lo acepta, explicó en una entrevista.
Esta joven deportista de 22 años disfruta estos días de unas merecidas vacaciones, un parón que le permite soltar los guantes y dejarse las uñas largas, algo que le encanta y que solo puede hacer cuando deja de combatir por un tiempo.
El pasado 14 de febrero consiguió proclamarse campeona mundial en la categoría súper ligero de la Federación Mundial Profesional de Boxeo, una victoria que sintió como "el gran premio a todo el esfuerzo y el trabajo realizado".
No sólo por las largas horas de entrenamiento, las dietas estrictas y los sacrificios que exige el boxeo profesional, sino también por las dificultades a las que se enfrentó antes de poder comenzar su carrera profesional.
Con 17 años, Namus ya era una experta en artes marciales, como el kárate y el taekwondo, pero buscaba "algo distinto para hacer deporte", señaló.
El boxeo nunca le gustó, hasta tal punto que "cambiaba de canal cuando lo veía por la televisión" porque le parecía "demasiado violento".
Todo cambió cuando vio la película "Million Dollar Baby", de Clint Eastwood, que la convenció de que debía probarlo.
Llamó a todas las academias de boxeo que encontró en la guía telefónica de Montevideo y sólo en una le dijeron que admitirían a una mujer.
Cuando al día siguiente apareció en el gimnasio, el entrenador ni siquiera quiso aceptarle dinero "porque decía estar seguro que abandonaría al segundo día", contó la joven boxeadora.
Cinco años después, Namus se convirtió en la primera boxeadora profesional de Uruguay, un logro que le "llena de orgullo" y que ha abierto las puertas a "otras chicas a las que también les gusta este deporte, y no podían probarlo", remarcó.
"En la mayoría de gimnasios de boxeo ya se ve a bastantes mujeres, algo que años atrás era impensable", aseguró la uruguaya, que en la actualidad es entrenada por el inglés Mark Wilks.
Ahora opina que el boxeo "no es violento, porque la violencia está cuando hay un sentimiento por medio" y se declara una "apasionada" de este deporte por "la adrenalina" que se desprende en el ring, que no tiene tanto que ver con los golpes como con "la técnica, los movimientos precisos y la concentración".
En cualquier caso, admite que es una carrera "muy sacrificada", a la que se ve obligada a dedicar más de cinco horas al día en entrenamientos y que exige cuidar su alimentación al detalle.
La regla de las "comidas sanas" es una de las que más le cuesta seguir ya que, según cuenta, tiene "alma de gordita" y no hay nada que le guste más que las prohibitivas pizzas.
Once victorias, seis por nocaut, y una derrota frente a la colombiana Lely Luz Flores en un combate en el que se jugaba el titulo mundial de súper ligero del Consejo Mundial de Boxeo (WBC), la han convertido en un verdadero icono en Uruguay.
En 2008, tras ser la primera uruguaya en ganar el campeonato superligero juvenil de la Asociación Internacional de Boxeo Femenino (WIBA), una encuesta la posicionó entre las diez personalidades más valoradas del país, un privilegio al que por primera vez no accedió ningún futbolista.
Le han llegado a ofrecer participar en programas de televisión y entrar en el mundo del espectáculo, pero ella prefiere dedicarse "cien por cien" a su carrera deportiva. Eso sí, tiene "un 'dinerito' ahorrado" para una posible cirugía plástica ante una eventual lesión en la nariz.
Por ahora, en el poco tiempo que le queda libre, ha decidido comenzar sus estudios universitarios en psicología.