Con dos goles del seleccionado mexicano Jared Borgetti, Monarcas Morelia se impuso por 2-1 a Deportivo Cuenca, en la Copa Libertadores, disputado en el Estadio Morelos. Borgetti le da vida a los Monarcas
Morelia, Mich.- Ya había olvidado lo que era robarse una velada. Eso explica lo inmutable que se mostró Jared Borgetti, tras el silbatazo final del árbitro peruano Víctor Hugo Rivera.
El veterano goleador mantiene con vida al Morelia dentro de la Copa Libertadores, gracias a 10 minutos de inspiración, esos en los que resolvió el duelo ante el Deportivo Cuenca (2-1).
Los ecuatorianos llegaron al Estadio Morelos con la posibilidad de eliminar a los Monarcas, pero fueron un equipo muy distinto al que los derrotó la semana anterior en Sud-américa.
Temerosos, desubicados y hasta lentos, los visitantes apostaron al contragolpe. Pagaron muy caro la apuesta de aguantar al equipo mexicano, que alineó a lo mejor disponible.
Elías Hernández creó y Borgetti facturó. El habilidoso canterano del Morelia aprovechó las carencias de los sudamericanos en el momento de marcar y fue el principal surtidor de balones para el máximo anotador en la historia del Tricolor, quien encontró el bálsamo que tanto necesitaba en la cancha.
Lo demostró en el segundo gol (26'). Aquel derechazo que se incrustó en el marco, tras pegar en el travesaño, contó con el sello del Jared que infundía temor en todas las áreas enemigas hace unos cuantos años. Ya no tiene calidad para ser seleccionado, pero aún le alcanza para resolver partidos.
El segundo tiempo fue mucho más ríspido, con un Cuenca que no hallaba el camino a la cabaña del mexicano Moisés Muñoz, luego que sus avances se ahogaban en mediacancha, en tanto Morelia dejó de ser tan incisivo al frente y bajó la intensidad, aparentemente conforme con el marcador.
El nerviosismo del final se debió más a la displicencia purépecha que al arrojo ecuatoriano. La anotación de Jorge Ladines (76') fue un espejismo, porque el Morelia recuperó el control de la pelota en cuanto lo recibió.
Al ver que los visitantes se envalentonaban, la "monarquía" apretó las tuercas e hilvanó algunas llegadas a la meta de Dreer, pero ya sin consecuencias para decretarse el 2-1 final.
El árbitro peruano Víctor Rivera tuvo una buena actuación y amonestó a Fernando Salazar, Marvin Cabrera, Maurucio Romero y Moisés Muñoz, por los locales, y a Gabriel Méndez, José Granda y William España, de los visitantes.
Algunos gritos del iracundo Tomás Boy bastaron para despertar a sus jugadores, quienes sentían resuelto el encuentro que los mantiene con vida dentro del certamen continental.
Apenas tienen cuatro puntos y son terceros en el Grupo Seis, pero la esperanza matemática se mantiene. Borgetti se encargó de lograrlo con aquel lapso de inspiración, en el que hizo recordar al depredador del área que enamoró hasta al Bolton Wanderers, de Inglaterra.