Se miran. El líder de partido conservador David Cameron, (der), gira su cabeza hacia el líder de partido de Demócrata Liberal Nick Clegg. AP
En unos días más, Gran Bretaña podría tener algo que no ha visto desde la Segunda Guerra Mundial: un Gobierno de coalición.
Los conservadores, primer lugar en la contienda electoral, y los liberales demócratas, tercer lugar, negocian con la esperanza de formar Gobierno tras unas elecciones que no dejaron un ganador claro. Aún está por verse si la derecha y el partido de centro-izquierda pueden compartir el poder o incluso cooperar para mantener en el control del Parlamento a un Gobierno conservador con minoría.
Probablemente encontrarán un común denominador en materia de economía y en el tema fiscal, pero tienen puntos de vista divergentes sobre la reforma al sistema electoral, armas nucleares y algunos asuntos cruciales de política exterior.
Las negociaciones entre los partidos podrían extenderse por al menos dos días más, y el partido Laborista en el poder todavía cabildea en busca de su coalición alternativa con los liberales demócratas. En este marco, la única cosa clara "es lo confuso que está todo por el momento", según Bill Jones, un profesor de política en al Universidad Liverpool Hope en el Norte de Inglaterra.
La incertidumbre tiene un costo: el nerviosismo en el mercado respecto al déficit récord de Gran Bretaña significa que existe una mayor presión sobre ambos partidos para comprometerse en su principios por el bien de la estabilidad económica.
"Tenemos una crisis política en el país, en términos de una creciente percepción de que el sistema electoral es totalmente inadecuado", señaló Jones. "La otra crisis es la crisis económica, donde debe idearse cómo enfrentar el déficit. Esas dos cosas están compitiendo una con la otra", agregó.