Somos testigos de una deplorable realidad: los mexicanos en general, leemos cada vez menos y no sólo nos referimos a las estadísticas que indican que cada mexicano de nivel sociocultural bajo lee menos de un libro al año o los compatriotas con estudios de nivel medio y superior que leen un libro y medio en el mismo periodo, no; nos referimos a las graves consecuencias que esta falta de lectura ocasiona en el desarrollo intelectual de nuestro pueblo.
Es preocupante el bajo nivel de aprendizaje y la casi total ausencia de la competencia lectora en los estudiantes mexicanos. Esto se observa cotidianamente a través de los medios informativos y en revistas especializadas que dan a conocer los resultados obtenidos en pruebas nacionales e internacionales; en dichas pruebas además de evaluar los conocimientos, las habilidades y el desempeño de los estudiantes, se comparan las escuelas, los sistemas y niveles educativos y por supuesto, a los docentes.
Expertos de México y otros países han hecho una serie de recomendaciones tratando de revertir o detener las tendencias en el deterioro del sistema educativo y el pobre desempeño de maestros y alumnos; incrementar el presupuesto gubernamental destinado a la preparación y capacitación de los profesores, no ha sido suficiente, más infraestructura para las escuelas, tampoco; apoyos alimentarios y mayor utilización de las tecnologías en el quehacer educativo, sólo han logrado paliar el problema.
Atraen poderosamente la atención aquellos indicadores que señalan que la clave para aumentar el nivel de aprendizaje de los estudiantes es el desarrollo de habilidades que tienen que ver con la competencia lectora. Por ello, es importante que los docentes se preparen y pongan énfasis en la aplicación de estrategias que verdaderamente logren incrementar el nivel de comprensión lectora de los educandos.
Tal vez no se le ha dado a la lectura la importancia que tiene como herramienta en la adquisición y construcción de conocimientos dentro y fuera del aula. Hay maestros y padres de familia de todos los niveles educativos que pasan por alto el procurar que los estudiantes verdaderamente aprendan a través de la lectura y análisis de textos diversos.
Las exigencias mundiales propias de los tiempos actuales, tienen que ver con el procesamiento de gran cantidad de información, misma que es captada a través de diferentes medios como la computadora, los faxes, la televisión, el periódico, los libros, las revistas, la radio, el teléfono en todas sus variantes, etc. La información se presenta por varios medios lingüísticos que pueden estar representados en grafías, vocablos, imágenes, sonidos, signos en bajorrelieve (escritura Braille) o gestos y mímicas; todo ello requiere que sea descifrado y entendido a cabalidad.
La época actual es conocida como la "era de la información", en la que el ser humano continuamente tiene la necesidad de analizar y comprender textos diversos, escritos que se le presentan, en forma impresa o de manera virtual. Esta situación se da en distintos ámbitos como son el escolar, familiar, laboral o social.
Los alumnos, además de los materiales escritos de la escuela, tienen que manejar otros textos del ámbito extra escolar; en todas estas situaciones el común denominador es el requerimiento implícito que conlleva el saber por qué se tiene que leer y esto se relaciona con la comprensión de la lectura, entendida como una habilidad que todo ser humano debe desarrollar a fin de entender claramente lo que se expresa en un texto cualquiera. El saber leer no implica sólo el hecho de poder descifrar los símbolos gráficos, sino que dichos símbolos tengan sentido y sean realmente significativos para el lector. Cada palabra escrita debe tener un significado bien definido para quien lee.
En México, las pruebas realizadas a nivel nacional e internacional, nos indican que, o está ausente, o existe en un nivel muy bajo, la capacidad para comprender a cabalidad lo que se lee. Y si a esto se agrega la falta de interés de los estudiantes por adquirir el hábito de la lectura, el problema se magnifica.
La lectura es catalogada como una actividad que logra abrir todo un panorama de condiciones propicias para aprender y para crecer en cualquier contexto; con ello los profesores debemos aprovechar el trabajo escolar, esforzarnos para promover la parte formativa en el incipiente lector y adaptar-adoptar las estrategias que permitan desarrollar esta valiosa habilidad; no hay nada más reconfortante para los alumnos, que comprender con claridad las ideas plasmadas en un texto.
La tarea de despertar el gusto por la lectura no es, ni por mucho, una responsabilidad solo de los docentes, sino que debe iniciarse e incentivarse desde el ámbito familiar y algo muy importante: desde temprana edad; por ejemplo, se puede iniciar mediante la audición de cuentos, que desarrollan algo maravilloso y cada vez más difícil de lograr: despertar la imaginación, que por añadidura despertará el interés por leer.
Me parece que cada vez más, nos enfrentamos a condiciones difíciles en la promoción de la lectura, la mayoría de los niños y jóvenes son bombardeados cotidianamente por la TV, los videojuegos, el Internet, los blogs, twiters, etc. y bajo esas condiciones, estamos convirtiendo a nuestra juventud en extremadamente visuales y por lo tanto, cada vez menos auditivos, táctiles e imaginativos.
Agradezco sus
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