La Policía húngara detuvo a un ladrón con una gran afinidad hacia todo lo infantil, que después de robar objetos de las guarderías, descansaba en las camas de los niños y se comía sus dulces.
El atracador, de 38 años, que se especializó en guarderías infantiles, pasaba, después de los robos, mucho tiempo entre juegos y libros infantiles, según declaraciones de la policía recogidas por la prensa local.
Una portavoz de la policía de la provincia Hajdú-Bihar explicó a que el ladrón entraba en instituciones de enseñanza de la zona, de donde se llevaba caros artículos electrónicos, además de ropa, juegos y libros infantiles.
La policía informó de que el detenido cometía los delitos de noche, cuando en las guarderías no habían niños.
El mismo atracador confesó a la policía que no sólo dormía en las camas de las guarderías, sino que se comía también los dulces que encontraba, aunque no pudo explicar por qué sentía la necesidad de robar en los jardines de infancia.
La policía entregó a la Justicia el caso de este curioso ladrón, que ya tenía antecedentes penales de 37 casos de robos de objetos de escaso valor.
