El vehículo circuló por toda la ciudad e incluso cambió de conductor, pero ninguno se percató de que el cuerpo estaba ahí.
Era un pasajero inusualmente callado. Estaba quieto en su asiento, donde permaneció hasta el final del recorrido. Ni siquiera se inmutó cuando el colectivo se detuvo en la terminal para el cambio de chofer.
Algo de eso debería haber levantado sospechas, pero en el trajín diario nadie se percató de que el hombre había muerto. Por eso, la Fiscalía de Magdeburgo, una localidad al este de Alemania, confirmó hoy que un colectivo urbano viajó todo un día con un cadáver a bordo, informó el diario Bild.
Según el diario, el hombre murió de un ataque al corazón en pleno viaje, y aunque subieron y bajaron cientos de pasarejos durante las seis horas del recorrido, nadie se percató de que él no era uno más de los que pretenden estar dormidos para no ceder el lugar.
La fiscalía de Madgeburgo informó que el caso se produjo en marzo de este año, pero recién se hizo público ahora.
