Protagonismo. Los candidatos hicieron su 'fiesta' en plena calle 5 de Febrero sin importarles el paso del desfile de los trabajadores, quienes se retrasaron más de una hora en llegar a la Plaaz IV Centenario.
Empujones, insultos, botellazos, golpes y jalones de cabello, fueron la tónica del desfile del 1 de mayo pues los candidatos y partidos políticos opacaron una celebración en la que los trabajadores pasaron a último término.
SATURARON EL LUGAR
La Plaza de Armas amaneció ayer con tres templetes que fueron ocupados por los candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido del Trabajo (PT) y la coalición Durango nos Une. Todos rodeados por cientos de simpatizantes.
La combinación lucía peligrosa desde un principio y eso se demostró cuando se desataron varios conatos de bronca. El desfile de los trabajadores comenzó en punto de las 10:00 horas y desde entonces ya había sistemas de sonido que aturdían a transeúntes y trabajadores.
HUBO GOLPES
El primer momento de tensión se produjo cuando recién comenzaba el desfile y un grupo de simpatizantes de Rodolfo Dorador llegó hasta donde estaba el templete del PT, colocado justo en la esquina de 5 de Febrero y Juárez, gritando a favor de su candidato. Se produjeron algunos empujones y un conato de bronca que pronto fue controlado.
Luego un bloque de la coalición Durango nos Une, que se metió entre el contingente del desfile, pasó por donde estaban los petistas y éstos reaccionaron atravesándose en la calle y se encararon con los simpatizantes de Aispuro, quienes a empujones llegaron a su destino.
Cuando pasaron los de la CNOP los petistas también se atravesaron en la 5 de Febrero, una simpatizante de Gonzalo Yáñez y una mujer que desfilaba para la Confederación priísta, se liaron a golpes aunque también fueron controladas rápidamente. Entonces ambos bloques comenzaron a lanzarse agua y botellas de plástico.
El desfile pudo haber durado máximo una hora, pero terminó después de las 12:00 horas porque los simpatizantes de todos los partidos ocuparon la calle al grado de que sólo dejaban dos filas para que desfilaran los trabajadores; mientras, los candidatos saludaban de mano a cada uno de ellos y retrasaban el contingente hasta por 15 minutos. Las consignas típicas de cada 1 de mayo ni siquiera pudieron escucharse.
