Huele a muerte. Miles de cuerpos 'inundan' las calles de Puerto Príncipe y el olor a muerte se apodera del país. AP
Debido a la falta de infraestructura en Haití, la ayuda tarda en llegar.
Las calles se han convertido en morgues improvisadas. Los vivos duermen junto a los muertos tras el terremoto del pasado martes que redujo a escombros a Haití.
Algunos sobrevivientes prefieren dormir en las calles porque tienen miedo que su casa se caiga en cualquier momento, otros por necesidad, ya que lo perdieron todo.
El panorama es desolador. Las calles permanecen cubiertas de sábanas blancas que ocultan los cuerpos de los fallecidos. De ahí que los problemas de sanidad en Haití se complican ante los cientos de cadáveres que están en la vía pública. Según las autoridades hasta el mediodía de ayer jueves se habían recogido cinco mil cuerpos de las víctimas del terremoto.
El silencio de una ciudad en ruinas sólo se rompe por los llantos y rezos de los sobrevivientes.
Las autoridades en Haití no saben con precisión cuántos muertos dejó el sismo del pasado martes que alcanzó los 7 grados en la escala de Richter. Lo único cierto es que es una de las peores tragedias en el mundo.
Incluso el profesor de geofísica Roger Searle, en la Universidad de Durham, Reino Unido, afirma que el terremoto que azotó Haití fue 35 veces más potente que la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima, Japón, al final de la II Guerra Mundial.
"No sabemos decir si hay veinte, treinta o cien mil muertos, pero sabemos que es la mayor catástrofe que hayamos enfrentado nunca en este país", dice Alejandro López, portavoz del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, que intenta calmar a los millones de hambrientos que deambulan por Puerto Príncipe desde el terremoto del pasado martes.
La ONU también es una víctima de la tragedia al colapsarse su edificio. El organismo confirmó que tiene 36 muertos y más de 100 desaparecidos de su personal.
Mientras el Gobierno habla de miles de muertos, la Cruz Roja asegura que tres millones de personas se podrían haber visto afectadas por el temblor.
A pesar de que el mundo se ha solidarizado la ayuda no llega a los damnificados por la falta de infraestructura del país más pobre del hemisferio occidental.
El aeropuerto de Puerto Príncipe ha estado sin luz toda la noche y los aviones han tenido que volar hasta Santo Domingo. Ante esta falta de infraestructura, ahora, la capital dominicana es el centro de coordinación para la ayuda internacional. Ante estas complicaciones la gente se siente sola y angustiada.
Por su parte, el Gobierno de México confirmó la muerte de una connacional.
La mujer, que tenía 49 años y residía en Haití con su esposo originario de ese país, se encontraba internada en uno de los hospitales que colapsó durante el sismo.
Las autoridades informaron que 42 mexicanos se reportan fuera de peligro y 10 de ellos regresaron a México en un avión de la armada.
Ante las dimensiones de la tragedia, Haití, el país más pobre y desafortunado del hemisferio occidental y que sólo en sus primeros cien años tuvo 70 dictadores, pide hoy al mundo que no lo olvide.