Estadística. Se ha presentado un incremento del 13 por ciento en el abasto del agua potable de 1990 a 2009.
En 19 años, el estado de Durango ha crecido 20 puntos en cuanto al abasto de agua potable, con una cobertura en 2009 del 97.7 por ciento de la población.
México adoptó los "Objetivos de Desarrollo del Milenio", durante la Cumbre de las Naciones Unidas de 2000, con lo que signo el compromiso de reducir para el 2015, a la mitad el porcentaje de personas que en 1990 no contaban con agua potable.
AVANCES
En ese sentido, los avances en Durango indican que la meta del milenio fue superada, ya que la población que tiene acceso al servicio dentro y fuera de la vivienda, pasó del 84.6 por ciento, registrado en 1990, al 97.7 por ciento en 2009.
Esto representa un incremento del 13 por ciento, cuando la meta era aumentar el servicio en 7.7 por ciento puntos porcentuales hacia el 2015 y llegar a una cobertura de 92.3 por ciento, la cual ya fue rebasada, cinco años antes de la fecha programada.
De acuerdo con el índice de Cobertura y Eficiencia de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento, en la actualidad la mayoría de los municipios presentan coberturas superiores al 90 por ciento.
COBERTURA
Conforme con el documento constituido por la Comisión del Agua del Estado (CAED), Durango destaca en la cobertura de este servicio básico; no obstante, es necesario dirigir esfuerzos a los municipios en los que todavía se presentan rezagos.
Con relación al comparativo interestatal, se puede mencionar que Durango se ubica por encima de la media nacional en el suministro de agua potable, posición que ha mantenido a través de los años.
EL SIGLO DE DURANGO Durango
Hay medios de comunicación que incrementan en la población la percepción de inseguridad y la cultura de la violencia, según contempla el obispo auxiliar, de esta Arquidiócesis, Enrique Sánchez Martínez.
En el episcopeo semanal, refiere como la transmisión de contenidos violentos, que recurre al sensacionalismo sangriento, que narra con lujo de detalles las acciones criminales y los hallazgos macabros; que repite, una y otra vez, los modos de operar de los delincuentes, sus mecanismos de tortura o de eliminación de las víctimas; generan en la sociedad miedo y desconfianza.
Los medios de comunicación no ayudan a la construcción de la paz cuando informan, sin tener el mínimo pudor o respeto para su auditorio, para las víctimas o para sus familiares y sin medir el impacto social o comunitario.
Al exponer a los auditorios a ser testigos indirectos de hechos violentos presentados con toda crudeza y al privilegiar contenidos en los que el uso de la fuerza es el mejor remedio para cualquier problema, los medios de comunicación se convierten en un factor significativo de la violencia.
VIVENCIAS
Muchos comunicadores han vivido en carne propia los embates de la violencia en el cumplimiento de su profesión. Se sabe de las amenazas a las que están sujetos y las pérdidas que han sufrido. "Forman parte del pueblo y apreciamos su servicio", dijo Sánchez Martínez.
De ellos se esperan lecturas imparciales de los distintos actores sociales, incluidos los de la Iglesia. Cuando la verdad que construye a la comunidad no se transmite con imparcialidad, perturba un correcto análisis de los hechos y de las propuestas adecuadas sobre los caminos para instaurar la paz.
