Imparable. El monólogo Defendiendo al Cavernícola le ha dado muchas satisfacciones al actor.
MÉXICO, DF.- "Se trata de tu corazón -le dijo el médico a César Bono al entregarle el diagnóstico- porque tienes una arteria casi tapada". Entonces, Bono le respondió sereno: "Ni hablar, tenía que ser el corazón. Es que mi profesión exige un mayor trabajo de este órgano; el teatro se hace con el corazón más que con ninguna otra parte del cuerpo".
En términos coloquiales, Bono sufrió un conato de infarto que lo mantuvo dos semanas en el hospital para un tratamiento de cateterismo cardíaco. En sentido romántico, su corazón le pidió un descanso luego de diez años de subirse al escenario siete veces a la semana para interpretar el monólogo "Defendiendo al Cavernícola".
Pero apenas cinco días después de salir del hospital, el actor regresó a su monólogo porque ya se sabe que el corazón no conoce de razones médicas ni científicas. En cambio, sabe mucho de amor al arte. Eso explica que César Bono afirme: "Lo menos importante es César Bono".
"Defendiendo al Cavernícola" ocupa varias páginas de la historia contemporánea del teatro mexicano.
Lleva diez años en cartelera y ha significado, para Bono, superar tres ataques de piedras en el riñón, una bacteria mortífera y el conato de infarto. Al hablar sobre la trascendencia de la obra (varias veces comparada con el legendario "Diario de un loco", interpretado por Carlos Ancira) es cuando evade mencionarse a sí mismo: "Me gustaría que el público lo recuerde como un monólogo divertido y bien escrito. Lo que digan sobre César Bono no importa tanto. Mi trabajo puede ser bueno, malo o regular pero es lo de menos".