Rechazo. Grupos de surcoreanos queman a un poster del líder del régimen totalitario de Corea del Norte. AP
Cuando Corea del Norte probó un artefacto nuclear el año pasado, China hizo una crítica moderada e instó a Pyongyang a retomar la diplomacia.
Luego que un buque de la armada surcoreana fuera hundido, muy posiblemente por un torpedo norcoreano, Beijing expresó sus condolencias pero dijo que la evidencia era poco concluyente.
Ahora que Corea del Norte disparó a una isla surcoreana una andanada de artillería que mató a cuatro personas -incluyendo dos civiles- y generó tensiones en esa región intensamente armada, Beijing vuelve a parecer indispuesto a frenar a su vecino.
La tolerancia de la poderosa China hacia la conducta caprichosa de Corea del Norte muestra la manera tan diferente en que Beijing ve el mundo, o al menos su rincón del planeta.
"Hay nulas posibilidades de que China, sea en forma abierta o privada, ejerza una presión sustancialmente mayor sobre Corea del Norte", advirtió el profesor Shi Yinhong, que imparte el curso de relaciones internacionales en la Universidad Renmin de Beijing.
En su condición del aliado diplomático más importante y fuente de crucial ayuda en alimento y combustible a la empobrecida Corea del Norte, China posee el tipo de influencia que podría controlar a Pyongyang.
Pero la prioridad número uno del liderazgo chino es mantener estable a la región de forma que China pueda continuar su trayectoria ascendente. Si para lograr eso hay que soportar las provocaciones ocasionales de Corea del Norte, dicen los expertos, entonces así se hará. De todas formas, China tiene motivos para preocuparse si se desvanece la actual y endeble paz. Perdió unos 400,000 soldados en la Guerra de Corea de 1950 a 1953, y otro conflicto o una debacle en la dictadura de Corea del Norte provocaría un éxodo de centenares de miles de norcoreanos que atiborraría las provincias fronterizas chinas, las cuales apenas hace unos años se recuperaron de una dolorosa reestructuración en la economía planificada del país.
O aun peor, una victoria surcoreana colocaría en el umbral de China a un aliado de Estados Unidos que alberga a fuerzas militares estadounidenses.
Saldo del ataque
Tras dejar atrás casas derruidas, árboles chamuscados y calles con escombros, los habitantes de la diminuta isla surcoreana bombardeada por Corea del Norte relataron ayer escenas de destrucción atroz y escapes de milagro.
Ann Ahe-ja, uno de los habitantes exhaustos que fueron llevados de la isla de Yeonpyeong al puerto de Incheon en un barco de rescate, dijo que fue sorprendida por el ataque con artillería del martes que mató a cuatro personas. "Sobre mi cabeza, un pino se resquebrajó y ardió", dijo Ann . "Y pensé, " Es una guerra".