Durango

CIFRAS PARA EL PRESUPUESTO A SIMPLE VISTA

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LUIS E. LOZANO

A falta de unos días para que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presente avances sobre los resultados del Censo Nacional 2010, vale la pena hacer una reflexión sobre los principales problemas que sufre Durango.

Quizá exista la posibilidad de atacarlos con una parte del vanagloriado presupuesto 2010, que le entregó a la entidad un monto total superior a los seis mil 800 millones de pesos.

Datos contenidos en los estudios de los años 2000 y 2005 realizados por el INEGI -actualizados eventualmente por entidades públicas y organizaciones no gubernamentales-, ofrecen como su cifra más preocupante la de pobreza.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Durango forma parte del tristemente selecto grupo de los ocho estados que se encuentran por encima de la media nacional en cuando a pobreza patrimonial se refiere: el 57.6 por ciento de los habitantes de esta entidad la sufren.

Ese indicador forma parte de los datos recopilados por el proyecto denominado "México 2030. ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos?", impulsado por un grupo de ciudadanos que buscan coadyuvar con el Gobierno mexicano en el combate a la desigualdad existente en el país.

En el sitio web creado para la difusión de su proyecto - mexico2030.org - enlistan nueve dificultades centrales que, según sostienen, es posible disminuir considerablemente antes de llegar al 2030, implementando políticas públicas bien definidas. Una de ellas es la inequidad entre regiones del país.

En ese renglón, plantean como objetivo "que ningún estado de la república tenga un nivel de probreza patrimonial más de 10 puntos porcentuales superior al porcentaje nacional de 2005. En esa condición se encuentran Oaxaca, Chiapas, Durango, San Luis Potosí, Puebla, Guerrero, Veracruz y Tabasco.

La recopilación también publica un mapa de pobreza alimentaria en el que Durango luce como el menos favorecido de todo el norte del país: más del 80 por ciento de su superficie sufre algún grado de este tipo de marginación. El índice general para el estado es de un 43 por ciento de pobreza alimentaria; sólo Chiapas, con el 44 por ciento, nos supera.

Los puntos geográficos más críticos se encuentran ubicados al sur y al poniente del estado: municipios como Mezquital, Canelas y Tamazula son mostrados como lugares en los que más del 55 por ciento de los habitantes sufre dificultades para atender sus necesidades de alimentación.

En este aspecto, México 2030 inscribe como objetivo que en ese año no exista un solo habitante del país inscrito en ese renglón.

Si comparamos los números con los de los estados más avanzados, nos damos cuenta de que Durango verdaderamente tiene dificultades: Baja California, por citar un ejemplo, apenas si alcanza el 2 por ciento de pobreza alimentaria, es decir, 53 unidades menos; la pobreza patrimonial es del orden del 11 por ciento. 46 puntos por debajo del estado.

Por si fuera poco, los problemas enmarcados en ese par de indicadores llevan a otro tipo de dificultades, como una frecuencia elevada de conductas delictivas en las personas, un incremento en los fenómenos migratorios, alza en enfermedades crónico-degenerativas y en la incidencia de casos de muerte materna; de este último aspecto, se rescata como dato que en Durango, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, la tasa global se encuentra entre 44.7 y 57.8 mujeres fallecidas por cada 100 mil habitantes.

Las cifras y objetivos planteados por ese grupo de ciudadanos son, regularmente, poco reconocidas y expresadas, respectivamente, por las autoridades de Desarrollo Social, Económico o Salud, según sea el rubro a que se aluda.

Sin embargo, son datos y planteamientos que no deberán evitarse si se quiere atacar de lleno a la pobreza de Durango; que los usen y que presuman cada reducción. Y si no lo reducen, que lo reconozcan y sigan intentando.

De entrada, las entidades gubernamentales deberán fijarse porcentajes fijos como objetivo para abatir los problemas que sufre la entidad. Si no los alcanzan, importa, pero que esa meta trazada exista. Decir que se lucha para abatir la pobreza y desigualdad, con palabras no acompañadas de números, es construir castillos en el aire. Mejor edificar pies de casa, pero en la tierra.

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