Iglesias Evangélicas Cristianas de los Estados Unidos promueven entre sus miembros, con gran éxito, que sus hijas participen en Bailes de Castidad. En estos bailes de gala, las chicas (algunas de apenas 6 años de edad) estrenan vestidos, arriban en limosinas, bailan con sus papás y reciben de ellos un anillo, mientras recitan un texto en el que prometen, a todo el público presente, que su pureza pertenece a su papá, y sólo será entregada a otro hombre dentro del sagrado vínculo del matrimonio.
Se trata de un acontecimiento lleno de resonancias sociales y psicológicas, más de las que las delicadas señoritas imaginan. Un signo de los tiempos, en el que lo tierno y lo enfermizo giran sobre la pista hasta fundirse. Entiendo que son eventos cuidadosamente planeados, pero si el programa permitiera la exhibición de una película, Eclipse sería una excelente elección.
Eclipse es la tercera, y más entretenida, de las películas de la saga de Crepúsculo. Puedo hablarle de algunas escenas de acción medianamente bien realizadas, o momentos de tensión bien construidos por el director, pero lo que realmente importa en esta serie, no nos hagamos tontos, es el romance casto entre humanos, vampiros y hombres lobos. Los best-sellers de Stephenie Moyer en que se basan, son en apariencia libros góticos, pero en realidad son historias rosas situadas en un género exótico, del que la autora sabía poco y le importaba menos. No cabe hablar de falta de respeto a la mitología vampiresca tradicional, porque la ficción extravagante, por mucho que nos guste, no deja de ser eso. En todo caso es posible hablar de suplantación, como con el rock cristiano, y de la buena intuición de la autora para atender a un sector del público hambriento de fantasías asépticas aptas para niños. Así, el mayor logro de Moyer es haberle extirpado la lujuria a los vampiros y el sexo a los triángulos amorosos.
Ignoro si la ingenuidad de la señora Moyer es real o fingida, pero sus anhelos y agenda pro-abstinencia se proyectan claramente en su obra. Ama de casa mormona ultra conservadora, madre de tres, que nunca ha leído a Bram Stoker o visto una cinta para adultos, crea una heroína que, sin ser particularmente brillante o atractiva, fascina a los machos de dos de las especies fantásticas más violentas jamás inventadas. Los subyuga con su falta de sex appeal, y con sufridas miradas y toda la ropa puesta, los atrae a su cama para negarles satisfacción una y otra vez, durante toda la noche. A veces son ellos los que se resisten, haciendo enloquecer su lado pudibundo, y lanzándola a salvaguardar su pureza con más pasión todavía. Mientras tanto, vampiros y hombres lobo se pelean.
Vale la pena asomarse a ver Eclipse como simple curioso del fenómeno Twilight. Como ya le dije, es la más lograda de la serie, y requiere de mínimo conocimiento previo. A los fans les pido que disculpen mi incredulidad en sus héroes y heroína. Llego 20 años tarde, de un mundo menos complicado.
