La canción cardenche es un estilo de interpretación que a finales del siglo XIX y principios del XX se encontraba presente en prácticamente todo el noreste del país. Hoy es una tradición lagunera en la que, a capella, nuestros campesinos expresan el amor, el desamor, consejos y experiencias vividas.
En los tiempos de las grandes haciendas, los peones que trabajaban de sol a sol, al término de sus labores acostumbraban reunirse en las afueras de los pueblos y, cuando la ocasión era propicia, se interpretaban las cardenchas (término utilizado para designar al canto), el cual es conformado por tres voces: una primera, natural o fundamental que es la que lleva el canto y otras dos que adornan, acompañan y arrastran a la fundamental; la contralta que es la voz más aguda y la primera de arrastre o marrana, que es la voz más grave.
Sin embargo hay algunas canciones hechas especialmente para la voz contralta o arrastre y en estos casos son las que llevan el canto y las otras dos acompañan y adornan el canto.
Actualmente se interpreta el canto en dos ejidos de la Comarca Lagunera: La Flor de Jimulco, del municipio de Torreón, y Sapioriz, del municipio de Lerdo. Los cardencheros de este último municipio obtuvieron el Premio Nacional de Cultura Popular en el 2008, sus nombres son Fidel Elizalde, Genaro Chavarría, Antonio Valles y Guadalupe Salazar. Ellos se han presentado en innumerables foros y recientemente estuvieron en gira en E.U.A.
Algunas de sus canciones las han grabado artistas de la talla de Eugenia León, Lila Downs, y Juan Pablo Villa y sus conciertos los han interpretado las Muna Zul.
Con los cardencheros hay deuda, particularmente con los de Sapioriz, donde también quedaron promesas incumplidas del anterior gobernador de Durango, pues anunció un Centro Cultural Comunitario del que no se ha puesto ni la primera piedra.
