CLAMOR
El pasado 20 de noviembre, el Congreso del Estado de Durango se trasladó a la explanada de la Presidencia Municipal de Gómez Palacio, allí se llevo a cabo una sesión solemne en la que se declaró a esta ciudad como "Cuna de la Revolución Mexicana en Durango".
Asistieron los tres poderes del Estado, el Cabildo de Gómez Palacio, y numerosos invitados, el decreto emitido para esa ocasión dice: "fortalecer el espíritu cívico de los duranguenses y fomentar la identidad y orgullo de los oriundos de esa tierra".
Al fin hubo un reconocimiento oficial a los hechos históricos en los que un grupo de antirreelecionistas atendió el llamado de Francisco I. Madero y tomaron por asalto el cuartel de policía de Gómez Palacio, el levantamiento tuvo tal resonancia que seis meses después los mismos hombres dirigieron, junto con otros y con miles de revolucionarios en sus filas, la primera toma de Torreón.
A un año, tan solemne sesión es apenas un fugaz recordatorio del patrimonio intangible de los gomezpalatinos.
Para realmente fortalecer los sentimientos de identidad, estos actos deben acompañarse con obras tangibles que materialicen su intención.
En el Centenario de la Revolución hay una irrepetible oportunidad para ser consecuentes: que la actual legislatura destine recursos para construir un proyecto digno, un museo dedicado a estos héroes revolucionarios.
El lugar idóneo se encuentra en la esquina de Morelos y Patoni, es ahí donde estuvo el cuartel de la Policía Municipal en 1910.
Un museo de sitio será un centro permanente de información y educación para adquirir el conocimiento del ideario y vida ejemplar de nuestros ilustres revolucionarios.
Así daríamos un paso para abatir el rezago, inequidad y desequilibrio regional que en materia de infraestructura cultural tenemos en La Laguna de Durango.
