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Clonación

Diálogo

YAMIL DARWICH

En 1950, se logró la reproducción de embriones de rana, resultado espectacular de las ciencias naturales que, con el paso de tiempo y avance del conocimiento sobre el tópico, generaría enconadas discusiones.

Para 1970, ya se experimentaba con embriones de diversos mamíferos, hasta llegar al parto de la oveja Dolly, en 1996, que falleció prematuramente a los 6 años de edad por cáncer pulmonar y datos de reumatismo, haciendo que el investigador Ian. Wilmut, se declarara opositor de la clonación humana reproductiva, pero claramente favorable a la terapéutica, reconociendo que "cuando se crea un embrión, se pone en 'auto-pilot' su desarrollo inicial".

Hoy día, la clonación puede hacerse a partir de células madre obtenidas del cordón umbilical o tomadas de un embrión, para lo que se requiere su sacrificio. Este es el tema de discusión filosófica y científica, creando dos bandos contrarios: quienes niegan toda condición humana al producto y aquellos que se le dan.

Todos aceptan el proceso de la clonación reproductiva a partir de células madre, tomadas de tejidos vivos, sin destruir embriones; una parte de ellos, se oponen a cualquier intento de clonación de seres humanos, aduciendo impedimentos desde distintos puntos de vista, entre ellos: William Kristol, que dirigió el Proyecto de Bioética; León R Kass, bioético; Charles Krauthammer, periodista; y Francis Fukuyama, sociólogo; quienes han considerado que algunas áreas de investigación deben prohibirse.

León R. Kass, fue designado por Bush, para dirigir la Comisión Bióetica de EUA, que prohibió la financiación sobre células madre con fondos federales. Su vigencia terminó en 2005, y la actual administración levantó el veto, reavivándose la discusión centrada en la aceptación o negación de la condición humana de los embriones.

Quienes están a favor de la manipulación de embriones, dicen: "El problema es que, el embrión, en su fase inicial, no goza de individualidad e identidad, ya que en él, al estar formado por células totipotentes, no son aún identificables uno o varios rasgos humanos.

La contraparte responde: "El embrión es un ser. Con esta expresión -ser- entendemos una realidad existente y viva que es susceptible de desarrollo biológico propio, diferenciado y autónomo (...). Además y sobre todo, se desarrolla por sí mismo, sin desempeñar ningún "papel" ajeno a su propio ser.

La postura de quienes desean avanzar en la investigación sobre clonación, a partir de células tomadas de embriones con fines terapéuticos, se basa en la negación de condición de vida humana en ellos. Vale la pena mencionarle que aún no se ha logrado -o al menos no se sabe- clonar a un ser humano.

Quienes se oponen argumentan sus razones científicas insistiendo que, con la unión de un óvulo y un espermatozoide, ya hay un mensaje genético propio y humano; también dan otras, antropológicas y sociales, advirtiendo del peligro que acecha a la organización de la sociedad y su núcleo fundamental: el familiar, con el cambio de origen del ser humano; y exponen otras filosóficas, insistiendo en el innegable derecho a la vida de un producto de la naturaleza, que cuenta con las características básicas de:

Coordinación: por manifestar una secuencia coordinada y la interacción de una actividad molecular y celular bajo el control del nuevo genoma; continuidad: al haber una diferenciación ininterrumpida y progresiva de un individuo humano bien determinado, según un plan único y rigurosamente definido que comienza desde la fase de cigoto, que implica y establece la unicidad o singularidad del nuevo sujeto humano; y gradualidad: refiriéndose al desarrollo permanentemente orientado desde la fase de cigoto hasta la humana final, a causa de una intrínseca ley epigenética, insistiendo que, desde la fusión de los gametos, no son un mero cúmulo de células disponibles, sino un individuo humano real en desarrollo.

Los declarados a favor de utilizar embriones humanos, son acusados de introducir el término "pre-embrión", como estrategia para tranquilizar la conciencia y permitir la experimentación hasta el final de la fase de implantación, - alrededor de catorce días después de la fecundación- justificando la no existencia de vida humana antes ello.

La respuesta de los opositores es categórica: "hay vida desde la fecundación de un óvulo por un espermatozoide" -la formación del cigoto- y las iglesias cristianas, entre ellas la Católica, declaran: "insuprimible probabilidad del carácter humano de los embriones obtenidos por métodos de laboratorio".

En medio de la discusión de las partes, la realidad tangible es el beneficio que aporta la clonación de células "reparadoras" a partir de células madre, caso de los infartos al miocardio, las fallas orgánicas, la diabetes o el tratamiento de algunas enfermedades degenerativas y metabólicas.

Le invito a mantenerse atento a la discusión y definir su postura, ya que la clonación es una realidad de la medicina del presente.

Yo sigo eligiendo el respeto a la vida y al cigoto. ¿Qué piensa?

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