Comandos estadunidenses han estado operando con creciente intensidad desde hace varias semanas en Kandahar, en el sur de Afganistán, en preparación para una ofensiva a gran escala, publicó hoy el diario The New York Times.
De acuerdo con el rotativo, que cita funcionarios civiles y militares de alto rango, los efectivos de Operaciones Especiales han estado arrestando o eliminando a líderes insurgentes para debilitar al movimiento Talibán antes de la ofensiva.
La inminente batalla por el hogar espiritual del Talibán se está perfilando como la prueba clave de la estrategia del presidente estadunidense Barack Obama en Afganistán, y podría determinar en qué medida puede Estados Unidos contar con los líderes políticos y militares afganos.
La ofensiva también determinará si un posible aumento en las bajas civiles causado por los combates pone en peligro una estrategia que depende de ganar la simpatía del pueblo afgano, apuntó el Times.
El ataque seguirá a una primera ofensiva en la aldea de Marjah, que está teniendo resultados mixtos.
Asimismo, requerirá que Estados Unidos y sus socios afganos entren a campo de batalla que no es sólo mucho mayor que Marjah, sino también más complejo desde los puntos de vista militar, político y cultural.
Dos meses después de la ofensiva en Marjah, funcionarios afganos admiten que el Talibán ha recuperado en cierta medida su fuerza allí, incluso matando o maltratando a los residentes aliados al gobierno central y a sus aliados estadunidenses.
'Aún estamos esperando ver el resultado en Marjah. Si estás planeando operar en Kandahar tienes que mostrar éxito en Marjah. Tienes que demostrar algo. Ahora no hay un buen ejemplo que mostrar allí'. dijo Shaida Abdala, subasesor de seguridad nacional de Afganistán.
La batalla por Kandahar se ha convertido en la ofensiva de vida o muerte en la guerra afgana, que lleva ya de ocho años y medio.
La pregunta es si la fuerza militar puede sobreponerse a una cultura basada en la desconfianza hacia los extranjeros, incluidas las fuerzas internacionales e incluso las tribus vecinas.
Más de una docena de funcionarios militares y civiles de alta jerarquía implicados directamente en la operación de Kandahar hablaron al diario acerca de la inminente operación a condición de no ser identificados.
Pero en general, las tropas al mando del general Stanley McChrystal, comandante de las fuerzas estadunidenses y aliadas, han accedido a hablar de operaciones anticipadamente para tratar de atemorizar a los insurgentes y convencer a la población local de que su gobierno y sus aliados están trabajando para mejorar la seguridad.
En lugar del fuerte golpe que inició la ofensiva en Marjah, la operación en Kandahar, una extensa área urbana, está planeada para ser una marea de acción militar que se eleva lentamente.
Es por eso que las primeras escaramuzas están ocurriendo en las sombras por parte de las fuerzas de Operaciones Especiales.
'Gran número de líderes insurgentes con base en y alrededor de Kandahar han sido capturados o abatidos', dijo un funcionario militar estadunidense implicado en la planificación de la ofensiva. Pero reconoció que 'sigue siendo un disputado campo de batalla'.
Comandantes estadunidenses y aliados de alta jerarquía dicen que el objetivo es tener muy poca presencia estadunidense visible dentro de la ciudad de Kandahar, y que ese esfuerzo lo hagan unidades de la policía y del ejército de Afganistán.
Y si bien los funcionarios aliados dicen que dependerán en gran medida de las fuerzas afganas para tomar la delantera en el aseguramiento de la ciudad, esa táctica ha producido hasta ahora un éxito dudoso en Marjah, donde oficiales del Cuerpo de Infantería de Marina dicen haber tenido que librar las luchas más intensas.
