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COMENTARIO

COMO LO CREES, LO VIVES

GABY VARGAS

Al leerlo no podía creer la influencia que las convicciones tienen sobre la mente y el cuerpo. Es verdaderamente ¡increíble!

Los siguientes estudios fueron realizados durante la última década por el National Institute for Neurological and Communicative Disorders and Stroke (NINCDS) en personas que mostraban personalidades múltiples. Observa:

OUna mujer, con tres distintas personalidades, tenía ¡tres períodos menstruales cada mes! Uno por cada personalidad.

OUn hombre cuyo repertorio incluía nueve diferentes personalidades, sufría una severa y en ocasiones peligrosa reacción alérgica a las frutas cítricas. Cualquier ingesta de ácido cítrico ponía en peligro a ocho de sus nueve personalidades con convulsiones, espasmos y ronchas en la piel. Sin embargo, su novena personalidad tenía una pasión por las frutas cítricas; mientras asumía esta personalidad, podía consumir grandes cantidades de naranjas y toronjas sin la más mínima reacción. ¿No es increíble?

OOtro hombre requería graduaciones diferentes en sus anteojos para cada una de sus personalidades. En la mañana, cuando asumía una, era clínicamente miope. A medio día, cuando se posesionaba de otra, necesitaba diferentes anteojos para compensar la hipermetropía. ¡Y así con cada una de ellas!

¿Te imaginas las implicaciones que esto puede tener, tanto para bien como para mal? Basta creer algo o darle una orden a nuestro cerebro de manera casual, para que éste cumpla a raja tabla.

Si te sientes viejo, sin importar la edad que tengas, serás un viejo, caminarás como un viejo, verás el mundo como un viejo y tu cuerpo se enfermará como el de un viejo. En cambio si te sientes joven, sucederá todo lo contrario. Mi suegro, que murió de 94 años y era arquitecto, siempre fue joven. Caminaba como joven, pensaba como joven, veía la vida como un joven y el día que murió pidió que para hacer algunas correcciones le lleváramos al hospital la maqueta de un puente que proyectó y que no alcanzó a ver como está hoy, hecho realidad.

Nunca escuché de él un "como ya estoy viejo...", a manera de pretexto. Estoy convencida que su actitud y manera de ver la vida fue la clave para que las personas siempre quisiéramos estar con él y buscáramos su compañía y consejo.

Pero ojo, porque esto sucede en cualquier aspecto. Si una persona dice: "Yo duermo muy mal...", así será. O bien, analicemos lo que entra a nuestra conciencia a manera de alimento a través de los medios de comunicación: un desfile de muertos, secuestrados, asaltados, recesión económica, abuso sexual, huracanes, decapitados, inundaciones y demás. Y nos hemos hecho ¡adictos a las noticias! ¿Esto contribuye en algo a nuestro bienestar?, ¿enriquece en algo nuestra vida?, ¿por qué nos extraña sentirnos deprimidos?

En cambio, nadie habla de los jóvenes que dedican sus vacaciones a construir casas en las zonas rurales, ni de otras tantas cosas positivas que suceden en el país.

Por lo anterior, hace tiempo decidí no fijar mi atención en todo lo malo que nos acontece y aparece tanto en los periódicos como en los noticieros, los cuales por salud mental ya no veo por las noches. Puedo ser tachada de irresponsable, pero lo prefiero a terminar llena de miedos, con la sensación de "víctima" y frustrada por la enorme impotencia que me producen las noticias.

¿Por qué no inspirarnos en lugar de atemorizarnos? Las pruebas realizadas por NINCDS nos muestran la capacidad de nuestras ideas de influir en nuestra calidad de vida: como lo crees, lo vives.

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