Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

COMENTARIO

QUE NO LE PASE A NADIE MÁS

GABY VARGAS

Sentada frente a mí, esquiva la mirada con desconfianza y hace esfuerzos para regresar, aunque sea con la memoria, a la historia de vida más fuerte que he escuchado. La joven de 18 años voluntariamente se prestó a hacerlo con el fin de que esto no le vuelva a pasar a nadie más. Éste es el reto que nos lanza a ti, a mí, al Gobierno y a toda la sociedad.

"Mi papá me violó desde que tenía seis años. A los 13 años tenía muchos problemas en mi familia, hasta que un día mi mamá me corrió de la casa, así que le hablé a Pedro, un amigo que acababa de conocer en la calle hacía una semana. 'No te preocupes, yo te voy a cuidar; vente conmigo a Tlaxcala', me dijo. Aunque me daba miedo, le avisé a mi padrino y me fui. Durante tres meses todo estuvo bien, era cariñoso y me regalaba cosas. Un día me convenció de que era muy fácil ganar dinero si yo tenía relaciones con hombres. 'No pasa nada, yo te quiero y te voy a cuidar. Puedes cobrar desde 80 hasta 500 pesos'. De inmediato pensé que podría comprarle algo a mi mamá.

"Lo que no me dijo es que todo el dinero sería para él y sólo me daría 50 pesos al día para mis pasajes. Ya era demasiado tarde.

"Pedro me puso una chava para vigilar todos mis movimientos: cuántos clientes atendía, cuánto cobraba, a qué hotel iba... además, había un coche con unos hombres que me seguían adonde fuera. Como era la más chiquita de todas las compañeras de la calle, los clientes pensaban 'Ésta no sabe el bisne'. Me iba bien.

"Atendía a unos ocho o nueve clientes diario, sin importar si estaba enferma de algo, si tenía mi menstruación (que me obligaba a meterme una esponja grande enrollada) o estaba toda mayugada de las golpizas que Pedro me daba con una cadena de oro larga que siempre traía al cuello. Cada semana le entregaba entre 2,500 y 3,000 pesos. 'Si se te ocurre escaparte, me tardaré un día, una semana, un mes o un año, pero te voy a matar a ti y a tu familia', me amenazaba.

"A los 14 años me embaracé de Pedro, porque era con el único que no podía usar condón. 'No es mío, hija de p...', me dijo entre otros insultos y me agarró a golpes. Me obligó a tomarme una pastilla y meterme otra por la vagina. Al día siguiente amanecí con los shorts llenos de sangre. Cuando me levanté al baño, arrojé dos coágulos enormes. Metí las manos y, al sacarlos, vi los cuerpecitos formados de dos bebés; me quedé dos horas llorando en el baño. Al salir, me metió una esponja con vinagre para detener el sangrado, y así me obligó a ir a trabajar.

"Al mes me volví a embarazar y ahora sí me negué a tomar la pastilla. Te voy a hacer un examen de sangre: si no es mío, lo dejo nacer y te juro que los mato a los dos'. Trabajé durante los ocho meses de embarazo; la niña nació prematura y de inmediato Pedro me la quitó. Sólo la vi tres veces en un año.

"Hasta que un día, después de juntar 45,000 pesos para poder ver a mi hija y, muerta de miedo, decidí tomar un taxi. Me regresé al DF, a casa de mi tía. Así fue como encontré ayuda".

Quise abrazarla pero me detuve. Sentí una gran impotencia y dolor por esta niña víctima de lo que se conoce como "trata de personas", una especie de esclavitud moderna que consiste no sólo en explotación sexual, sino también en trabajos forzados, servidumbre, extracción de órganos o mendicidad obligada. Un negocio ilícito que genera grandes ingresos, después del narcotráfico y la compraventa de armas.

Ya hay una página de Internet, promovida por Rosi Orozco, una valiente diputada federal, en donde puedes consultar e informarte todo sobre el tema.www.unidoshacemosladiferencia.org. Nos toca preguntarnos ¿cómo puedo apoyar?

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 569520

elsiglo.mx