Las autoridades federales y estatales, han ordenado a las escuelas de educación básica que impidan la venta de "alimento chatarra", en consideración a que ocupamos uno de los primeros lugares en obesidad y enfermedades metabólicas relacionadas, caso de la Diabetes Mellitus, la hipertensión o las cardiacas.
Ese alimento conocido como "chatarra", incluye preparados a base de harinas, grasas, saborizantes artificiales y químicos diversos, que lejos de alimentar, favorecen enfermedades tales como gastritis, incremento de grasas en sangre, obesidad y desnutrición.
Su margen de ganancia es alto, de ahí la variedad de productos ofrecidos por empresas que compiten por obtener su tajada de ganancias.
Recuerde que algunos de ellos, los más fuertes, también venden refrescos embotellados de alto contenido calórico que son igualmente dañinos para la salud.
Para nosotros, los laguneros, el problema es de mayor importancia, al tener el no recomendable primer lugar de obesidad en México, ocupando el desafortunado puesto con Coahuila, como el Estado con mayor porcentaje de gorditos.
El propio subsecretario de Servicios Educativos en La Laguna de Coahuila, Profesor Jesús Rentería, declaró que: "el ochenta por ciento de los estudiantes de primaria padece algún grado de obesidad" y las consecuencias podríamos pagarlas en unos años más.
Por tradición, hemos heredado la costumbre de comer mucho y mal; buena alimentación no significa "llenarse a reventar" o ingerir únicamente lo que nos gusta y, para nuestro mal, en buena parte de la población la obesidad es identificada como un signo de salud, reconociendo en esa gordura -equivocadamente- evidencias de buen estado físico y hasta carácter adecuado, no por nada existen las frases: "está lleno de vida", "no hay gordito 'sangrón'" o como calificativo amoroso, escuchando a las parejas nombrarse "gordito" o "gordita". Grave error.
Comer bien, tiene relación directa con la salud general y alimentarse adecuadamente consiste en ingerir la cantidad de proteínas, azúcares, grasas, minerales y vitaminas en las cantidades adecuadas y para ello existen tablas de equivalencias.
En bioquímica, se conoce el término de "Balance Nitrogenado", que puede ser positivo -bien comido- o negativo -falta de alimento o enfermedad asintomática-; representa el equilibrio del metabolismo de cada persona en relación a lo que se come -ingesta- y lo que se consume -gasto en energía-.
El equilibrio en esa ecuación, se logra conocer a partir de medir el nitrógeno como residuo del proceso, es sinónimo de salud y buen comer.
Es conocido el término de caloría, que representa la cantidad de calor necesario para aumentar en un grado la temperatura de un gramo de agua; en cambio, kilocaloría, es el equivalente a mil calorías y en esa diferencia puede enmascararse el engaño impreso en muchos productos, que hablan de cantidades que no rebasan la centena, cantidad que en realidad la debiéramos multiplicar por mil. Así, una barra grande de chocolate o un refresco azucarado pueden representar el consumo de una comida, o más.
Las necesidades de calorías se miden en kilos de peso; en general, los menores a un año pueden requerir 100; de 4 a 6 años 92 a 84, o de los 10 a 12 años 73 a 69. Los jóvenes, hasta los 15 años, 63 a 52, etc.
También se considera la estatura, el sexo y el tipo de ocupación que se tiene; así, quien realiza un trabajo muy activo, requiere de 78 a 54; si es menor: 59 a 43 y si se vive en inactividad 39 a 37.
Notará que consumen más calorías los niños, en referencia a los jóvenes; es debido a que los primeros están en pleno desarrollo y requieren de más "combustible" para crecer.
Desafortunadamente, las propuestas y órdenes dadas por el Gobierno Federal y Estatal no son suficientes; aún impidiendo que los vendedores ambulantes dejen de ofrecer tales productos a la salida de las escuelas.
Se requiere una adecuada educación familiar, donde las madres de familia elaboren menús que nutran y no engorden; piense que "un gordito es reflejo de una familia gordita", principio que en lo común tiene que ver con el mal comer y lo más grave: aprender a mal comer.
Así, seguramente usted recordará a la tía o vecina que "hacía los tacos, tostadas o tamales más sabrosos", toda mala educación, que se aprende y transmite a través de generaciones.
Lo más curioso del tema es que la raíz del caso, está en los permisos que las autoridades extienden a los fabricantes y distribuidores y la pregunta lógica es: ¿por qué no acabar el problema desde sus orígenes?
La respuesta se la dejo a usted, insistiéndole que la educación para bien comer tiene que ver más con el hogar que con las disposiciones de las autoridades y, además, genera ahorro en la economía familiar.
¿Cuántas calorías comen los integrantes de su casa?
