El hombre, al nacer, establece contacto con la naturaleza e inicia su conocimiento sobre todo lo que lo rodea, por lo que se va despertando su curiosidad y su interés por saber más acerca de lo que se conoce como su hábitat. Sin embargo, no todas las actitudes y actividades que el hombre va desarrollando en su crecimiento son benéficas para la naturaleza, prueba de ello es el deterioro que el medio ambiente sufre y que el propio hombre ocasiona.
Se ha comprobado que nuestros ancestros le tenían un respeto y una devoción mágica y religiosa a la naturaleza, por lo que la cuidaban y veneraban, considerándola como la base para su alimentación y para su supervivencia; actualmente hemos olvidado eso y hemos perdido el respeto que se le debe a los recursos naturales, haciendo uso inmoderado de ellos, descuidando y agrediendo los tres elementos básicos de nuestro planeta: agua, aire y suelo.
Por ejemplo el agua, recurso básico para la vida, se encuentra altamente contaminada y en las grandes ciudades el problema se vuelve crítico: el volumen que se gasta por la gran cantidad de personas que hay que abastecer y que genera aguas residuales que difícilmente pueden ser tratadas. En el medio rural el problema no es menor: el desperdicio es alto por los anacrónicos sistemas y métodos de riego, la indiscriminada aplicación de pesticidas, el riego con aguas de drenaje y la acumulación de basura en canales de riego, etc.
El suelo también está expuesto a diversas formas de contaminación tanto en el medio rural como en el urbano, ya sea por aguas negras, por plaguicidas, por desechos tóxicos que despiden las fábricas, etc.
De la contaminación del aire, destacan las multivariadas mezclas de gases tóxicos que generan enfermedades de tipo respiratorio y la mortandad en plantas y pequeñas especies animales.
Esta temática ha generado gran preocupación, y en las autoridades educativas, ha detonado que se elaboren programas que buscan desarrollar estrategias para que se adquiera la tan ansiada educación ambiental; hasta el momento no han dado los resultados esperados, ya que cada día el entorno natural se deteriora más.
Es en el ámbito educativo en donde el niño va a adquirir y a reafirmar las bases que le van a permitir cuidar el medio ambiente; y es en momentos de crisis natural cuando más se requiere no sólo la transmisión de esa educación ambiental, sino ponerla en práctica mediante diversas alternativas que partan de la investigación del entorno de las escuelas rurales o urbanas, hasta la toma de decisiones y aplicación de medidas preventivas y correctivas inmediatas.
El propósito de implementar programas urgentes de educación ambiental tiene varios aspectos: primero, no se han programado objetivos educacionales realmente funcionales contra la contaminación ambiental. Segundo, no se han obtenido, hasta la fecha los resultados esperados, pues el problema cada día es más grave. Tercero, hacen falta campañas efectivas que vinculen las acciones entre el gobierno y la escuela. Cuarto, es necesario impulsar procesos formativos que permitan la modificación de conductas en todos los sectores, sobre todo en la toma de conciencia del cuidado del entorno medioambiental.
Otro ejemplo lo constituyen la ciencia y la tecnología, que en su acelerado avance dejan rezagados a los programas educativos, que carecen de buenas propuestas en el ámbito de la educación ambiental, es decir, un programa escolar no alcanza a cubrir el ritmo con el que día a día se avanza en el desarrollo de los medios tecnológico-científicos, con los que el niño aprende.
Es común que en los programas escolares y de apoyo, se presenten sugerencias tibias sobre lo que el maestro debe hacer para que sus alumnos cuiden el medio ambiente; cuando lo que se necesita son estrategias agresivas que incidan en la inmediata acción de todos, al respecto.
Las nuevas aportaciones que brindan al maestro la oportunidad de que genere habilidades del pensamiento entre sus alumnos, puede ser uno de los recursos constructivos para iniciar con la formulación de estrategias para el cuidado del medio ambiente; iniciando en la escuela, con los padres de familia y luego con la comunidad en general, dejando así de lado la idea de que la escuela es una comunidad aislada.
México es un país pluricultural, lo cual debe ser revalorado y tomado en cuenta para planificar y plantear acciones para el cuidado ambiental. Formar equipos de maestros que se encarguen de promover en cada zona escolar actividades de protección al medio ambiente, apoyando la labor diaria y fomentando la participación de la sociedad en general, sería otra importante acción.
La escuela es el lugar privilegiado en el que se puede cerrar el círculo vicioso de la contaminación, en donde maestros, alumnos y padres de familia en conjunto pueden y deben trabajar unidos, para generar propuestas que alberguen la esperanza de un mundo mejor, en el que vivirán nuestros hijos y las generaciones por venir, ya que no existe ni existirá otro planeta donde vivir.
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