EL RESPETO A LOS DERECHO HUMANOS, las garantías individuales y las sociales de los mexicanos, costaron muchas guerras y millones de muertes entre las diversas facciones políticas que se disputaron el poder desde los inicios de nuestra independencia hasta la Constitución de 1917.
LOS DERECHOS a la seguridad jurídica, la igualdad ante la Ley, la inviolabilidad del domicilio, la garantía de respeto a los bienes y posesiones de los mexicanos; el que todos tengamos derecho a un justo juicio apegado a leyes previamente establecidas y respetándose las normas del procedimiento, fueron logros no fáciles de obtener.
EL DERECHO A NO SER molestado en su persona, sus bienes, papeles, posesiones, derechos y domicilio, sin que exista un previo mandamiento por escrito dictado por autoridad competente que funde y motive la causa legal del procedimiento; la libertad de tránsito por el país sin necesidad de portar ningún tipo de documento, salvoconducto o identificación personal son entre otras, importantes conquistas de los mexicanos que habitamos este asolado país; pero ahora se da la circunstancia de que muchas de esas garantías se están convirtiendo en letra muerta.
LA REALIDAD es que con motivo de la guerra que el Gobierno Federal ha emprendido en contra del crimen organizado, los derechos humanos y las garantías individuales que tantas luchas costaron, parece que se van diluyendo diariamente de manera imperceptible pero constante en perjuicio de la población pacífica y con el riesgo de que lleguen a desaparecer.
LO MÁS PELIGROSO de todo esto, es que el Estado ha venido tolerando una serie a atropellos en perjuicio personas inocentes, so pretexto de la lucha en contra del crimen.
SI LAS ACCIONES del crimen organizado se le han salido de control al Gobierno y éste se ve impotente para hacerle frente, esto no puede justificar la violación de sus derechos a los ciudadanos, ni que Ejército, los cuerpos policiacos federales o estatales, vengan actuando, sino todos, sí muchos de ellos al margen de la Ley. Resulta paradójico que los que ahora vienen creando la violencia y la inseguridad, igual como lo hace la delincuencia a la que dicen combatir. Ay del pobre ciudadano que tenga la mala suerte de toparse con un retén urbano, carretero o con un operativo, pues puede resultar muerto junto con sus pequeños hijos como ya ha sucedido en varias ocasiones y no pasa nada.
ES POR ESO que por ningún motivo ni con el argumento del combate a la delincuencia, se debe permitir al Estado la violación o abolición de las garantías individuales, pues ese sería el camino más fácil para la opresión de la sociedad.
