Fortaleza. Verónica López lucha por sacar adelante a sus tres hijos, para que ellos sí cuenten con estudios, oportunidad que ella no tuvo.
La meta de Verónica Argelia López, vendedora de gorditas para este 2010, es que su hijo mayor retome los estudios. A sus 34 años, tiene tres hijos: Carlos Enrique de 18, Jesús Isaac de 11, y Ruth Casandra de 6. Vive en la colonia Francisco Villa Poniente, en una casa donde le rentan dos cuartos a 500 pesos.
"Más que nada, ellos son los que me dan visión, fuerza, de que yo logre que ellos sean alguien en la vida, que no sean gorderos como yo, que ellos de veras le echen ganas al estudio, con el grande ya me atoré en la preparatoria, pero no quito el dedo del renglón, sé que Dios me va a abrir puertas y voy a lograr darle estudios", comentó.
Ganas sí, educación no
Verónica no estudió más que la primaria, por lo que trabajó en una maquiladora y actualmente se dedica al comercio para sacar adelante a sus hijos, pues está separada de su esposo.
"Me dedico a todo, a veces me hablan de que me vaya a limpiar una casa y voy, vendemos gordas, a veces quequis; está muy difícil la situación", manifestó.
Su principal gasto es la escuela de sus hijos y lo que conlleva: uniformes, útiles, zapatos, lo que tiene que completar con un sueldo promedio de tres mil pesos al mes. En 2009 ganaba el doble, pero las gorditas se venden menos desde finales del año pasado, pues los clientes regulares le dicen que deben reducir gastos. En su casa hay pocos servicios, son dos cuartos y un baño, sin teléfono ni televisión.
"Mi sueldo bajó a la mitad, a veces ganaba 400 pesos diarios, ahora gano 200, mucha gente que venía de lejos, pero ahora dicen que no hay dinero, las quincenas eran las mejores y ahora son las peores porque hay que pagar, la gente agarra créditos y ya nadie quiere que llegue la quincena", comentó.
Afectan alzas
En las gorditas, les ha pegado el alza al gas, de modo que ya no pagan a la compañía cada mañana cuando les llevan el tanque, sino hasta que terminan de vender, ya tarde.
Antes de la crisis, hubo fines de semana en que esta familia salía a comer, pero ya no se puede.
Para Verónica, el panorama en 2010 no es muy positivo, pero confió en que mejore.