'Chupete' Suazo marcó la anotación que valió para que Rayados se quedara con el Clásico del Norte, en el Estadio Universitario. Horacio Cervantes festeja su gol ante los Rojinegros. (Jammedia)
Humberto Suazo salió de cambio al 64', besó el escudo de Rayados ante los abucheos del Estadio Universitario, alzó los brazos y feliz abandonó el campo. Después de todo, enseñó a Tigres una lección: la de cómo ganar un clásico regio.
El "Chupete" y nada más bastó al Monterrey para vencer a los felinos y continuar invictos con 15 unidades. El chileno tuvo la complicidad de la pasiva defensa de los dirigidos por el férreo Ricardo Ferreti para anotar el único gol del partido, un verdadero golazo.
Suazo está fuera del nivel de la Liga mexicana. Es un delantero que es capaz de crear jugadas de peligro por sí mismo, destruir las zagas rivales con su habilidad y transformar una inocente conducción en un tanto de antología. Ayer firmó uno de tantos en el balompié nacional.
El ariete sudamericano llevó el balón desde tres cuartos de terreno rival. Juninho y Hugo Ayala lo esperaron y esperaron, tanto que la deseperación del atacante rayado lo llevó a intentar el desborde. Hizo un quiebre con la pierna izquierda y fulminó de derecha en fracciones de segundo para cruzar a Cirilo Saucedo.
Tigres recibió el tanto al 46', con indiferencia, indolente, improductivo. Sus futbolistas tenían el balón, pero fueron incapaces de trasladarlo a zona de peligro. Su tribuna lo alentaba y empujaba, pero no fue suficiente para que su equipo intentara algo diferente para no caer en la edición 92 de este clásico regional.
El "Tuca", al verse en desventaja, envió a Everton Cardoso y Manuel Viniegra para tratar de arrebatarle un punto a los pupilos de Víctor Manuel Vucetich. Mejoraron tanto como sus peores enemigos lo permitieron. Los cambios ofensivos de Ferreti no tuvieron tiempo de cambiar la historia en un juego que tuvo más calentura en la semana que en los 90 minutos disputados.
Los Tigres sólo pudieron estrellar por casualidad un balón en el travesaño. Un centro de Cardoso se transformó en su tiro más peligroso del duelo que su afición esperaba ganar.
Itamar Batista luchó, su potencia impone, pero el parado de Rayados le incomodó y ahogó. Lucas Lobos enviaba centros precisos a la colocación de Duilio Davino y Ricardo Osorio, quienes sólo tenían que esperar que no ocurriera una tragedia para despejar.
El duelo más esperado en la Sultana del Norte decepcionó, aunque la sonrisa final fue para el equipo más efectivo en un juego triste y sin más.
Por ello, Humberto Suazo, con soberbia, abandonó el campo. Su calidad es palpable de cara a la portería rival. La primera que tiene, la primera que mete. La tribuna de Tigres lo supo, lo abucheó cuando dejó su puesto a Aldo de Nigris.
Le reprochan que sus felinos no tengan a un jugador de la mitad de su talento, un Chupete que aparte de goleador está orgulloso de darle la victoria a Rayados.
