Estimados amigos, a propósito de la presentación de la Selección Nacional en el nuevo estadio del club Guadalajara y las dificultades para llegar al moderno inmueble y la llamada telefónica del buen amigo don Alejandro Tovar Medina, se vinieron una buena cantidad de recuerdos.
Entre ellos el de todos aquellos cronistas que han dado vida a las narraciones de los partidos de los diferentes equipos de nuestra Comarca y a los que con su pluma han llevado incidencias y pormenores de la vida de nuestros clubes por medio de la crónica escrita, la ausencia de los queridos reporteros gráficos y el surgimiento de los nuevos valores de los diferentes campos del periodismo escrito, televisivo, radiofónico y ahora de las páginas electrónicas.
Pero como dicen los taurinos (gracias don Alex por considerarme uno de ellos), ¡al toro!, entre los ya mencionados recuerdos, hace ya algunos años don Alejandro me regaló la dedicatoria de uno de sus artículos en la revista que él editaba y se distribuía en el viejo Estadio Corona, en él se mencionaban las peripecias que enfrentábamos los aficionados de nuestra querida Ola Verde del Laguna y de los Diablos Blancos del Torreón para llegar a sus respectivos estadios. Y si para llegar al San Isidro (antes de que mi tío Antonio tuviera coche) había que tomar el autobús de la línea San Julián Alianza, llegar a la altura de la calle Sertoma me provocaba un júbilo enorme, y se me hacía eterno el tramo restante hasta el viejo casco de la Hacienda de San Julián, en Cuatro Caminos, donde bajábamos para de ahí caminar por la calzada Cuauhtémoc y las calles de la colonia San Isidro a las gradas del viejo y querido campo San Isidro.
Años después la historia se repetiría para llegar al viejo Moctezuma, después Corona, los accesos se cubrían por diferentes rutas, en algunas de ellas se cobraba una cuota extra para continuar el camino al estadio. Tengo que añadir que el ambiente era insuperable en ambas rutas, siempre salpicadas del ingenio popular, y si se ganaba, pues qué mejor. Algo similar sucedía en el regreso del viejo Estadio Laguna de Gómez Palacio para volver a nuestras casas después de estar en los juegos del Unión Laguna, resueltos de película, ya entrada la noche en la última entrada, por Orestes "Minnie" Miñoso o Ildefonso Ruiz (q.e.p.d.).
Hoy la historia se repite, tanto en Torreón como en Guadalajara, lo que por desgracia no se repiten son las gentes que ya se nos adelantaron; Yayo de la Torre me comentaba que cuando las Chivas de aquellos tiempos, dirigidas por su señor padre, el ingeniero De la Torre, visitaban la Comarca, la crónica de don Armando Navarro Gascón, o de don Alonso Gómez Uranga, lo hacían sufrir. Nuestros queridos viejos narradores, con su bendita parcialidad hacían temblar a los que seguían a sus equipos en su ciudad de origen. Sí, don Alex y don Miguel Ángel, ustedes eran unos jóvenes que iniciaban con pasión sus respectivas carreras y daban sus primeros pasos periodísticos en el San Isidro o en el Revolución, los que gracias a dios se prolongan hasta estos días. Era todo un lujo disfrutar las crónicas taurinas de mi tío Juan José Muñoz Mayagoitia "Tito", del licenciado Pedro Ramírez Rubio y de J. Trinidad Sánchez "Tino".
Así pues, la nuevas peripecias formarán parte de los recuerdos de las nuevas generaciones en un futuro (el que siempre se cree lejano), y alguien estará recordando a sus viejos, a los hoy jóvenes cronistas, y de los esfuerzos por llegar a sus estadios.
Por otra parte, felicidades a la organización de Vaqueros Laguna, concluyeron las clínicas de beisbol para niños con la presencia de Iván Araujo y de Francisco "Chino" Galindo con su equipo de coaches. ¡Felices fiestas patrias!, y nuestro mejor deseo para nuestro país de que resurja y despegue en todos los sectores. Gracias señor Tovar por sus conceptos, que se mejore y, ¡hasta la próxima!
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