El horizonte de las oportunidades de empleo se muestra sombrío, sobre todo en esta época del año en la que todas las empresas enfrentan gastos propios de la temporada y detienen sus procesos de contratación hasta el siguiente año. Por éstas y otras razones, la idea de emprender un negocio propio se vislumbra como una alternativa viable. La pregunta que se hacen quienes piensan en tener un negocio propio es ¿Cómo podemos lograrlo? No todos llevan un emprendedor dentro que los empuje a materializar un negocio. Según Pino Bethancourt, profesora del IE Business School y asesora de directivos, todo es cuestión de entrenamiento. En su libro "Toma las riendas. ¿Te atreves a cambiar?", Bethancourt enseña, con el apoyo de ejercicios prácticos y el testimonio de emprendedores consagrados, cómo afrontar nuevos desafíos y reinventarse a pesar de los problemas que nos traiga la vida. El libro es un manual práctico para ayudarnos a desarrollar nuestra parte emocional y cambiar la forma de ver el mundo.
Los emprendedores son aquellas personas que asumen riesgos en su día a día y que plasman su ambición en proyectos que juntan a otras personas alrededor de un plan de trabajo, se juegan su reputación y buscan mejorar su entorno de alguna forma. En este libro se presentan entrevistas a empresarios, pero también a cantantes o bailarines, como ejemplos de emprendimiento que no siempre tenemos en cuenta.
Para emprender uno tiene que estar dispuesto a cambiar completamente su modo de ver el mundo, de pensar y de ser. Teniendo un producto o servicio que los demás están dispuestos a comprar, uno tiene que confiar en sí mismo para salir al mercado y ofrecerlo, y para negociar un precio justo por el valor que aporta. La principal capacidad que debe desarrollar un emprendedor es la de navegar sin seguridad y enfrentarse al riesgo. El emprendedor no tiene un jefe que le mande y, por ello, tiene una libertad para equivocarse que nunca le habrán dado en un empleo fijo. El emprendedor debe aprender a seguir trabajando también en los días malos, y a confiar en su plan estratégico. El trabajo bien hecho acaba dando resultados si uno se esfuerza. Cada decisión que toma el emprendedor lleva consigo el riesgo de equivocarse. Uno tiene que aprender a vivir con el riesgo, a medirlo bien y a tenerlo siempre en el punto de mira para identificar las señales de peligro.
El libro pone dos condiciones esenciales para el emprendedor: la confianza en sí mismo y la confianza en el futuro. El acto de emprender nuevos proyectos, asumir riesgos y correr sin un rumbo claro se apoya en ambas dimensiones. La confianza en sí misma ayuda al emprendedor a plantearse retos mayores y riesgos más difíciles porque piensa que puede superarlos. La capacidad para esforzarse, tomar iniciativas y auto-motivarse son componentes importantes de esta confianza en su propia capacidad. Finalmente, el manejo inteligente del estrés se convierte en factor clave para el emprendedor, a mayor estrés, más vulnerable es a los cambios de ánimo y a las decisiones erróneas.
La confianza en el futuro no es un optimismo romántico o soñador, sino un conocimiento claro de las oportunidades que ofrece el mercado y la elección de las que mejor se adaptan al emprendedor. Tiene que ver con su percepción de los riesgos y su comprensión de su vulnerabilidad en diferentes situaciones, y se nutre de su convicción en el proyecto, como fuerza emocional clave para seguir alimentando sus ganas de trabajar.
Los dichos mexicanos son muy sabios: "Dime con quién andas y te diré quién eres". En el emprendedor, es muy importante el efecto de contagio de las personas con las que el emprendedor interactúa. Es importantísimo buscar amistades y alianzas con gente dinámica y optimista, y saberse proteger de los comentarios negativos que llegan de empresas, familiares o amistades, que minan la fortaleza emocional del emprendedor.
La parte más difícil de aprender, en los emprendedores, es precisamente la dimensión emocional. No se puede aprender en libros, aprender a ser valiente sólo se consigue lanzándose a la piscina, experimentando en la piel el peligro de ahogarse, de tragar agua y comprobando que uno puede defenderse. Pero, si el emprendedor tiene un buen proyecto y tiene convicción, la parte más difícil está hecha. Los instrumentos se consiguen cuando uno está convencido de lo que hace, ya que la gente busca confianza y aplomo; y así es cómo llegan clientes, inversores, proveedores y colaboradores. Hay muchos libros y páginas web que dan los conocimientos técnicos necesarios para emprender: cómo escribir el plan de negocio, cómo encontrar financiación y qué pasos hay que dar para encontrar clientes. Pero para poner en práctica todos estos consejos técnicos, el emprendedor tiene que sentir fuerza y coraje. Este libro, enseña a construir y mantener esta fuerza a lo largo de todo el proyecto.
El libro también ilustra cómo reacciona la mente humana a los cambios y las crisis, y relaciona nuestra capacidad de superar bien los cambios con la capacidad de emprender. Todos los emprendedores retratados en el libro han sufrido muchos cambios a su visión inicial de su proyecto y han perdido muchas batallas por el camino, el fracaso, como bien se dice, también es parte del éxito. Si uno se repone rápidamente a los fracasos, si se aceptan las pérdidas sufridas, uno entra en una actitud de aceptación que permite cultivar nuevos crecimientos.
Los expertos nos muestran que los ingredientes principales del espíritu emprendedor, la confianza en uno mismo y la confianza en el futuro, se aprenden en los primeros años de vida y en el seno familiar. El primer paso para desarrollar espíritu emprendedor es que los padres eviten sobreproteger a sus hijos, los animen a experimentar y les recompensen cuando se levantan después de haberse caído. Luego el colegio y la universidad pueden aportar ejemplos de emprendedores en charlas y cursos, y poner en marcha proyectos que enseñen a los alumnos que uno puede cambiar el mundo a su alrededor si se arriesga. Si los colegios y universidades premian a los alumnos proactivos, están entrenando una actitud de atrevimiento que sigue creciendo durante todo el recorrido profesional del alumno. El libro muestra los testimonios personales de los fundadores de la compañía aérea de bajo coste Vueling, la cadena de peluquerías Aldany o la empresa de servicios de reproducción fotográfica e impresión digital Work Center. Todos ellos empezaron a experimentar desde muy pequeños. Aprendieron a arriesgar arriesgándose. A medida que fueron superando pequeños retos, adquirieron la confianza para intentar retos mayores. Si emprendes proyectos pequeños, te estás preparando para atreverte con otros más grandes y complejos. Y los proyectos que te salen mal son los que más te enseñan a levantarte de nuevo.
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