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CONTRALUZ

AMOR A LA PATRIA

DRA.MA. DEL CARMEN MAQUEO

Los elementos del pasado son

un referente: Llámense edificios,

piezas, crónicas. De entre

ellos hay algunos que en

particular nos remiten a tiempos

que la modernidad dolorosamente

fuerza a emprender

la ruta del olvido. De este

modo cada ciudad tiene sus

propios objetos que cumplen

una función de pundonor,

constituyen afortunado recordatorio

de los propósitos que

a nuestros padres y abuelos

impulsaron a poner todo el

entusiasmo en la creación de

un mejor mañana para nosotros.

Terminar con ellos así

como así equivale a arrancar

de manera cruenta pedazos de

nuestra historia, fragmentos

que nos validan y enraízan al

suelo que nos vio nacer.

Un pueblo es tan noble como

grande sea su capacidad

para no olvidar. En la medida

en que mantengamos viva la

memoria de quienes dieron el

alma por su tierra estaremos

retribuyendo en algo a su entusiasmo

y su empeño. Lomenos

que podemos hacer por

honrarlos es no excluirlos de

la crónica viva de nuestros

tiempos; concederles un lugar

digno en los anales de la historia;

salvarlos de la ingratitud

de la desmemoria.

Con motivo de las festividades

del Bicentenario/Centenario

se han emprendido en el territorio

nacional iniciativas de

remodelación, muchas de ellas

muy injustas para la historia.

Un buen ejemplo, en la ciudad

de San Luis Potosí de buenas a

primeras retiraron un monumento

a la memoria del insigne

poeta nacido en esas tierras,

Manuel José Othón para colocar

una monumental astabandera,

como parte de ese fervor

patrio que nos desborda a los

mexicanos en las fiestas y que

luego solemos desatender en

nuestro diario desempeño.

En lo particular me parece

que si robamos a nuestros poetas

el espacio histórico que

por derecho les corresponde,

estaremos dejando fuera el espíritu

que impelió a hombres

y mujeres a lanzarse con pasión

por su patria. El poeta es

el cronista del corazón de las

cosas, y sin su presencia quedan

los hechos despojados del

latido vital que convirtió a cada

uno de estos eventos en extraordinarios

para la memoria

viva de los pueblos.

Recientemente platicaba

con unos amigos cuya juventud

transcurrió en un Piedras

Negras plácido; el primer cuadro

albergaba dos importantes

recintos diseñados a principios

del siglo pasado como

teatros, y que ya para los años

cuarenta pasaron a ser salas

cinematográficas. Ahí se reunía

toda la muchachada los

domingos por la tarde, luego

de haber cumplido con la familia

y con el precepto dominical.

Escuchar las sabrosas

anécdotas de aquellos años;

transportarse con la imaginación

a los momentos que ellos

relatan con tanta pimienta, es

una manera de aprender a

amar más a nuestro México.

Un rescate histórico que en lo

personal me obliga a recurrir

a la palabra escrita, la mejor

aliada en contra del olvido.

La historia oficial no está

exenta de ser desvirtuada

atendiendo a intereses del productor

o autor en turno. Hay

múltiples ejemplos de ello, inclusive

versiones que se dan

por absolutas durante un sexenio,

habrán cambiado de

manera considerable para el

siguiente. Entonces podemos

decir que los relatos orales

cumplen con el rescate de la

verdadera historia; al margen

de interpretaciones oficiales

nos enseñan a mirar de manera

única nuestro patrimonio,

y dentro de él los elementos

arquitectónicos.

Superadas en sus aspectos

más urgentes las contingencias

que dejó el huracán Alex,

se retoman en esta frontera

las obras de la Gran Plaza y el

Paseo del Río. Invita a una reflexión,

pues es otra vez invertir

recursos en obras no prioritarias

que bien podían esperar

mejores momentos para

reemprenderse. Por otra parte

en los tiempos actuales las

familias no se animan con

tanta facilidad a asistir a sitios

públicos en donde se exponen

a una violencia intencionada

o accidental, pero finalmente

de alto riesgo.

Claro, los proyectos están

planeados y aprobados desde

tiempo atrás, atendiendo a paradojas

muy nuestras, aún

cuando para resarcir los daños

provocados por el huracán no

alcancen los recursos, y no parezca

haber manera de distraerlos

de otros rubros para

atender la emergencia… Los

planes siguen adelante; los

fuegos artificiales comienzan

ya a prepararse, entonces valga

a estas alturas solamente

insistir en que los nuevos diseños

no dejen fuera a nuestros

queridos testimonios del ayer.

Es prioritario enseñar a nuestros

niños a honrar la memoria

de esos héroes vitales, los

que han rescatado para nosotros

las estrellas de una noche

apacible para invitarnos hoy a

soñar en un México posible, a

través de su música; de su fe;

de su poesía. A través de su

quehacer cotidiano que ha

quedado impregnado en fachadas,

plazas y recintos como un

recordatorio de que el amor a

la patria es un amor vivo que

no precisa de fechas especiales

para expresarse.

http://contralucoah.blogspot.com/

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