La nueva alerta que emitió el Gobierno de Estados Unidos advirtiendo a sus ciudadanos que tomen precauciones cuando visiten Coahuila y Durango, resulta por demás preocupante y obliga a las autoridades locales a tomar cartas en el asunto.
La alerta, que también incluye a Nuevo León, advierte lo peligroso que resulta visitar Coahuila y Durango debido a la violencia y a las balaceras que protagonizan grupos del crimen organizado. Incluso cita los jóvenes muertos el domingo 28 de marzo en Pueblo Nuevo, Durango, así como a los jóvenes estudiantes del Tecnológico de Monterrey que murieron en medio de un fuego cruzado.
Esta alerta que repercute directamente en la economía de la región, ya que inhibe la llegada de las inversiones, se da cuando las corporaciones municipales enfrentan severas crisis. En el caso de Torreón, tras el paro de labores, la dirección de seguridad municipal apenas cuenta con poco más de 200 elementos para vigilar la ciudad. Mientras que en Gómez Palacio la mitad del parque vehicular de la policía está en el taller, de ahí que sólo haya disponible 30 patrullas para los dos turnos.
Por si fuera poco, los agentes de la Policía Federal se retiraron de la Comarca Lagunera para ser concentrados en Ciudad Juárez. En este escenario urge que tanto el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira y el de Durango, Ismael Hernández Deras, tomen acciones concretas que vayan más allá del discurso y de responsabilizar de todos los males al Gobierno Federal.
Es cierto que el combate al crimen organizado corresponde a la Federación, pero también es cierto que en las dos entidades se han disparado los delitos del fuero común como robos de autos, secuestros y extorsión, sin que hasta el momento las autoridades locales hayan logrado inhibir a la delincuencia.
El cansancio de la población cada vez es mayor y quiere una respuesta contundente de sus autoridades y no sólo discursos que en el fondo sólo buscan evadir la responsabilidad de las autoridades.