¿Crudo o cocido?

Existen muchas formas de preparar los alimentos una vez que se tienen en su estado natural: crudos, y de ahí podemos partir para elegir la forma en que nos parecen más suculentos; asados, al vapor, cocinados a la leña, fritos, etc., pero siempre debemos tener en cuenta que cada tipo de preparación puede llevar a perder los ingredientes naturales o bien, gran parte de sus nutrientes. Para mantener una dieta sana y aprovechar mejor los nutrientes de los alimentos, la nutrióloga Bárbara Adame Rodríguez comenta que lo mejor es balancear la dieta y equilibrar los nutrientes que se pierden con platillos alternos como lo son las ensaladas.

¿Cuál es la mejor manera de preparar los alimentos?

Cuando tenemos un alimento crudo, tenemos un alimento con todas sus vitaminas, minerales y nutrientes íntegros, pero también podemos encontrar otros compuestos que son dañinos para el organismo y que se interponen con sustancias propias como aminoácidos o enzimas. Esos compuestos se logran eliminar con la cocción, pero la forma en que un alimento tiene un mayor valor nutritivo es en su estado crudo.

Pros y contras de alimentos cocidos

El obtener el mayor beneficio de los alimentos varia del tipo de cocción que se utilice. Hay diferentes maneras de cocinar un alimento: al vapor, asados, al horno, con microondas, todo varía en función de cómo se preparen pues cada uno tiene sus ventajas y desventajas.

Cuando se prepara un caldo y se ponen a hervir las verduras, se pierden las vitaminas hidrosolubles. Principalmente complejo B; y en especial la vitamina D1 y la vitamina C. Mientras que, cuando se hornea no sucede lo mismo ya que depende como entra el calor al alimento y no se deshidratan igual.

Al asar un alimento se produce un efecto llamado “millard” y con las temperaturas empleadas ocasiona que la descomposición del alimento sea tan alta que incluso llegue a cambiar en propiedad de aromas y colores.

Al cocer un alimento se eliminan antienzimas y oxidantes con lo que resultan más fáciles de digerir, por lo que quien cocina deberá elegir entre ganar más nutrientes o sabor.

Frutas y verduras

Las frutas son mejores crudas. La nutrióloga Adame comenta que las frutas son los alimentos más completos en cuanto a nutrientes, vitaminas y minerales se refiere, pero en su estado natural, crudos, pues en calidad de fibra al cocerlas pierden muchas propiedades.

En cuanto a las verduras, también resultan mejores crudas en su valor nutritivo, sin embargo algunas tienen oxalatos como la espinaca, que cruda en exceso ocasiona que no se pueda absorber bien las cantidades de vitaminas de los alimentos.

Otro ejemplo es la soya, que ingerirla cruda en exceso ocasiona que no se puedan absorber nutrientes esenciales y a largo plazo eso ocasionará debilidad.

La carne

Lo más común es asarla o freírla. Al freír un alimento se alteran sus propiedades, entra grasa al alimento y sale agua, se deshidrata, pero resulta más fácil su digestión, se vuelve más apetecible. Se incrementan las vitaminas liposolubles como: la vitamina E y A, pero se vuelve pobre en vitaminas hidrosolubles. Lo que nos da como alternativa buscar un equilibrio y acompañar un buen filete con una ensalada nutritiva con todos sus ingredientes crudos o bien, con una ración de verduras cocidas al vapor para compensar y equilibrar nuestro plato.

Los mariscos

Si se preparan fritos o se empanizan pierden las propiedades Omega 3 que tienen los mariscos, se eliminan porque se realiza un intercambio de grasas, entonces es mejor prepararlos asados o al horno.

Propiedades del huevo

Si el huevo se come crudo contiene aminas, las cuales ocasionan que no se pueda absorber la biofina que es una vitamina B y con ello se pierde la propiedad de absorber vitaminas.

El huevo es recomendable consumirlo como máximo dos veces a la semana por la cantidad de colesterol que tiene, y resulta mejor consumirlo cocido.

Aprovechamiento

Con la edad no varía el número de nutrientes que adquirimos de los alimentos, lo que varía es la forma en que podemos recibirlos. La cantidad de nutrientes está estrechamente ligada con la preparación y la capacidad física que presenta un individuo para alimentarse, la capacidad para masticar o no un alimento y si existen o no malestares en el tubo digestivo.