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Cuando el pánico se apoderó de un centro comercial en Torreón

Momentos de pánico. Algunos asistentes al centro comercial se escondieron entre los autos en el estacionamiento durante el tiroteo.  EL SIGLO DE TORREÓN

Momentos de pánico. Algunos asistentes al centro comercial se escondieron entre los autos en el estacionamiento durante el tiroteo. EL SIGLO DE TORREÓN

EL SIGLO DE TORREÓN

En un instante la tranquilidad en Galerías desapareció. Poco antes de las seis de la tarde la gente comenzó a correr, a buscar refugio en las tiendas, a decir que había balazos... aunque nadie escuchara nada.

Ese lunes por la tarde las compras se interrumpieron abruptamente cuando el rumor de un enfrentamiento a balazos corrió por todo el centro comercial.

Las tiendas inmediatamente bajaron las cortinas metálicas, mientras clientes desesperados buscaban el refugio más seguro para protegerse de ese peligro desconocido, el cual es propio de la masa que entra en pánico.

Los empleados de las tiendas tampoco sabían a ciencia cierta qué pasaba. Ante el cuestionamiento de los asustados clientes se limitaban a decir: parece que hay una balacera en el estacionamiento.

Esa supuesta afirmación fue suficiente para que muchos se tiraran al suelo. Otros utilizaron los estantes de discos y ropa como escudo protector.

Los minutos pasaban lentamente al mismo tiempo que la histeria crecía. El no saber qué sucedía provocaba más miedo. Ahí, en el terror, todos se miraban unos a otros. Los celulares no dejaban de sonar y alguien comentaba en voz alta que un primo, hijo, tío, o simplemente un amigo que estaba afuera del mall le había confirmado que habían lanzado una granada al centro comercial. Nadie escuchó ninguna explosión, pero la versión parecía fidedigna. Tras las noticia más gritos y más llantos.

Mujeres cargaban a sus niños, quienes desconcertados veían las caras de pánico de los adultos que imaginaban lo peor.

El temor se justificaba, muchas familias quedaron divididas ante la emergencia. Es común que en el mall cada quien vaya a la tienda de su preferencia. El miedo a no saber si el hijo, tío o madre está resguardo, provoca desesperación.

Unidos por el miedo, los padres de familia y jóvenes comparten historias, información de "primera mano" que por desgracia sólo sirve para aumentar el pánico.

-Ya me habían avisado que iba a pasar esta balacera, es por lo que sucedió en los antros el sábado, dice alguien.

El rumor crece, otro comenta que habló con un amigo que estaba en el cine y que un comando armado recorre los pasillos de la tienda.

-¡Ahí están!, grita una señora, lo que provoca que todos se tiren al suelo. Pero afuera de la tienda no hay ningún comando armado, son Policías Federales que recorren los pasillos del mall, incluso no apuntan con sus armas, sólo realizan labores de inspección.

-No son "los malos" son los Federales, aclara alguien, lo que provoca un suspiro de tensa calma.

En las salas de cine las películas se fueron a un intermedio obligado ante la cantidad de personas que intentaban esconderse ahí. Incluso una empleada sufrió un ataque de histeria, mientras algunos se escondían entre los telares de la pantalla mientras que otros usaban como escudo los respaldos de las butacas.

Ya ha pasado más de una hora y nadie sabe en realidad qué pasó. Los rumores no se detienen. Al mismo tiempo en los pasillos hay civiles que se ven tranquilos, ellos no alcanzaron refugio en las tiendas, pero no lucen atemorizados.

En las tiendas de ropa los probadores también fueron habilitados como escondites. El miedo no para, a pesar de que ahí no se escuchan balazos ni nada.

Finalmente después de casi dos horas avisan que se abrirán las puertas del mall, la salida será libre y no habrá que pagar el estacionamiento. Sin embargo, los vigilantes del centro comercial y los empleados no están seguros si el peligro ya pasó.

Por el sonido local una voz de mujer anuncia que el mall ya está abierto, "quien se quiera ir ya puede hacerlo, pero bajo su propio riesgo". La última frase inquieta, ¿es seguro salir o no? La decisión es personal.

Afuera, en el Periférico por el carril de la Feria se ve a los Federales y soldados. Al parecer resguardan un vehículo baleado, pero no hay tiempo ni valor para detenerse, lo urgente es llegar a casa y estar a salvo de la violencia, que según los rumores ya se esparció por toda la Comarca Lagunera. Lo cual fue falso.

Al final, una anécdota para contar tras dos horas de incertidumbre donde no hubo disparos al interior del mall y por el contrario el rumor fue el principal factor de miedo.

'Twittean' temores

Mario estaba en el centro comercial el lunes cuando ocurrieron las balaceras. Desde el piso de una tienda departamental que permaneció cerrada unos momentos por motivos de seguridad, se conectó con su dispositivo móvil a Internet y tecleó en su estado de Facebook "balacera en Periférico, no salgan".

De inmediato recibió comentarios de sus contactos, que le preguntaban si se hallaba en el sitio y le pedían detalles. Como él, cientos de laguneros se conectaron a las redes sociales para informar a sus conocidos de los riesgos en la ciudad y, en pocos minutos, el pánico se apoderó de la Web.

En Twitter, el tema "masacre en Torreón" ocupó el tercer lugar de la lista de los tópicos más mencionados en lo que corresponde a México, que recibió posts desde el 31 de enero y ayer todavía registraba algunos comentarios de usuarios que manifestaban su indignación.

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Escrito en: ejecuciones en la laguna

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