Jóvenes Columnistas

Cuidado si pareces narco, cuidado si pareces mexicano

Héctor Fernando García Reyes

Muchos critican la ley Arizona, la cual criminaliza la estadía en Estados Unidos de América (E.U.A.), ya que da derecho a que los policías detengan a cualquier persona, que por su apariencia física juzguen, sea indocumentado.

Los medios de comunicación, gobernadores y el mismo presidente Felipe Calderón, lanzaron el argumento de que la ley es una medida racista, sin embargo no se ponen a pensar, o tal vez lo ignoran, que en México igual se criminaliza a aquellos que “parezcan narcos”, en los retenes y cateos; los militares y fuerzas policiacas detienen, y en muchas ocasiones extorsionan a personas por el simple hecho de que a sus ojos luzcan como narcotraficantes.

Las características físicas que toman en cuenta las fuerzas militares para detener a alguien son: manejar camionetas y carros último modelo, usar lentes oscuros, tener el cabello rapado, escuchar los famosos narcocorridos, ir a alta velocidad, tener lo vidrios polarizados, que el conductor sea hombre, entre muchos otras cualidades, son causales y motivo para ser detenido y soportar una agobiante revisión, que dicen, es de rutina.

Por su parte la Ley Arizona de igual manera, legaliza la discriminación y el racismo, afirman muchos expertos; ya que con el simple hecho de que las características de una persona sean parecidas al estándar de un hispano indocumentado, podrá ser revisado y si no portar una identificación en ese momento, será motivo para ser detenido, aunque no ilegal.

Sin duda es una medida aberrante y triste, pero no es nada congruente que los gobernantes lancen el discurso de alto a la ley, que es necesario, pero, ¿por qué de igual manera no exigen un alto a estas situaciones de cateos y retenes innecesarios?

Son muchos los mexicanos que han sufrido de algún tipo de discriminación por parte de los militares. La Comisión Nacional de los Derechos humanos (CNDH), ha recibido más de 400 quejas sobre militares solamente en los primeros cuatro meses de lo que va del 2010, lista que llegó a las mil 800 en el 2009. Entre los reportes figuraba: extorsión, abuso de poder, detenciones arbitrarias, entre otras.

Pareciera que el sistema de inteligencia sólo funciona cuando los intereses de ciertos políticos así lo ameritan.

Pero cuando de hacer circo se trata los militares son los expertos, Octavio Ramírez lo sabe, a él y su familia los detuvieron en pleno boulevard independencia, en la ciudad de Torreón, Coahuila. Manejaba su camioneta “Expedition” color blanca y fue detenido por un convoy de militares, “eran fácil más de cuatro coches militares” afirma Octavio.

Fue bajado junto con su esposa y dos menores (sus hijos), de la camioneta, revisaron el vehículo con el pretexto de buscar drogas o armas. Lo tuvieron a la espera, apuntado por armas largas bajo el sol, ante los ojos de los demás conductores, como si fuera sospechoso de ser delincuente. La causa: “traer camioneta de narco”.

Casos como el de Octavio son el pan de cada día, cateos a vehículos, a casas, todo con la excusa de limpiar la ciudad. Cuando más bien es con el objetivo de apantallar.

Las preguntas obligadas serían: Si un ciudadano común y corriente puede saber donde venden drogas ¿el ejercito por qué no?, ¿Por qué buscar en casas con familias dentro, con niños, ancianos y amas de casa? ¿Por qué pensar que el usar lentes oscuros y manejar una camioneta del año son elementos suficientes para pensar que se es narco? ¿Por qué motivar el miedo y la psicosis?

Sin lugar a dudas la ley Arizona es retrógrada, pero no es nada congruente que el Presidente de la República se rompa las vestiduras reclamando justicia para los mexicanos que viven allá, cuando a los de acá los hunde en más guerra, inseguridad y desconfianza.

Para arreglar los problemas, hay que comenzar por casa.

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