País de poetas, Chile es hoy, también, país de novelistas.
José Donoso es el gran refundador de la novela chilena, junto a Jorge Edwards, Antonio Skármeta, y más tarde, Isabel Allende, Marcela Serrano, Carlos Cerda, Gonzalo Contreras y, para cerrar el círculo, María Luisa Bombal, nacida en 1910 y Diamela Eltit, nacida en 1950.
José Donoso, miembro fundador del "boom", no se parece a nadie más de esa mal nombrada generación. Más que cualquier otro escritor, Donoso proviene de la literatura inglesa y de la advertencia de T. S. Eliot a James Joyce.
"Usted ha aumentado enormemente las dificultades de ser novelista".
Porque Donoso, por una parte, nos pide leer una novela no sólo como
, sino cómo
. Es decir, su obra es una invitación al lector para que nos diga cómo
La novela al
José Donoso hace algo incomparable: sin la amabilidad cultural de Alejo Carpentier, sin la inversión moral de William Golding, Donoso nos invita a dejarnos caer en el mundo olvidado, el mundo del origen, pero con los ojos abiertos, en
¿Qué nos
Donoso sino que todos necesitamos un discurso, si no nuevo, al menos renovado, para oponerlo al silencio engañoso o a la retórica de la opresión?
Entre los autores más jóvenes, destaco a Carlos Franz. En
La crueldad del militar pinochetista emboscado en el Norte de Chile, es trágicamente revelada como debilidad enmascarada por una mujer de izquierda que regresa del exilio para enfrentarse al hombre que amó: el militar asesino, exponiéndose y exponiéndole, a encontrar un mínimo de humanidad en la contrición.
El fracaso de la mujer condiciona, sin embargo, la experiencia de su hija reintegrada a Chile y a una nueva vida y condiciona, también, la presencia dinámica de todo un pueblo. Sin embargo, la advertencia subyacente de Franz es que no hay felicidad asegurada. Los extremos del mal se manifiestan en la parte demoníaca del ser humano, los del bien en la parte más luminosa de nuestro ser. Pero en el acto final lo que cuenta es la capacidad trágica para asumir el bien y el mal, transfigurándolos en el mínimo de equidad y justicia que nos corresponde. Esta es la importancia del
De Franz.
La novela de Sergio Missana ocurre la víspera del golpe militar de 1973. Los protagonistas son Esteban (el narrador) y un grupo radical al cual Esteban se acerca porque desea a la joven Valentina, militante del grupo, aunque también por el deseo de ser aceptado y querido. Su postura ante el grupo es ambivalente. Teme la violencia. Le agrada el caos. Desea, con voluptuosidad, que el caos se intensifique, se desencadene. Se sabe un intruso, pero le gusta el amparo del clan. Se cree "progresista", pero "desconectado de la pasión". Sabe que le está vedada "la pureza de la convicción".
Valentina mira a Esteban con rabia, lástima, desprecio, impaciencia. Esteban se harta. Se ha vuelto sospechoso para todos. Se echa a correr. Al día siguiente, el golpe militar derroca al Gobierno legítimo de Salvador Allende.
Pero acaso nadie, como Arturo Fontaine, representa mejor el tránsito de la realidad política y social de Chile a su realidad literaria, y a las tensiones, combates, incertidumbres, lealtades y traiciones de una sociedad en flujo.
En
, Fontaine explora el lenguaje como necesidad del poder -no hay poder sin lenguaje- sólo que el poder tiende a monopolizar el lenguaje: El lenguaje es su lenguaje posando como nuestro lenguaje.
Fontaine escucha y da a oír otra voz, o mejor dicho otras voces.
Hay una sociedad, la chilena. Hay negocios y hay amor. Hay política y hay pasiones. Sociedad, negocios, política, tienden a un lenguaje de absolutos. La literatura los relativiza, instalándose -nos dice Fontaine- entre el orden de la sociedad y las emociones individuales.
En
, el autor personaliza radicalmente estas tensiones encarándolas en un personaje -Emilio- y su doble ética: la del que educa y la del que enseña. Éste, el educado, requiere la educación para salir de su naturaleza original, no mediante la tutoría espontánea del vicio y el error, sino gracias a una enseñanza que potencie la virtud natural -incluso mediante el vicio del engaño.
Han coexistido allí la democracia más joven y vigorosa y la oligarquía más vieja y orgullosa. Ambas coexisten, a su vez, con un ejército de formación prusiana que respetó la política cívica hasta que la política de la Guerra Fría lo condujo a la dictadura.
Fontaine, con las armas del novelista, que son las letras, va al centro del asunto. Un orden viejo, por más estertores que dé, cede el lugar a un orden nuevo. Pero, ¿en qué consiste éste?
Entre otras cosas, en su escritura. Pero, ¿quién es el escritor? Es una primera y es una tercera persona que miran a la sociedad y la privacidad con lente de aumento, dirigiéndose a un lector que es el co-creador del libro. El libro es una partitura a la cual el lector le da vida. La lectura es la sonoridad del libro.
En esta hora de prueba para Chile, es importante recordar la extraordinaria aportación de ese país a nuestra cultura compartida. Éxito les deseo a la presidente saliente, Michele Bachelet y al entrante, Sebastián Piñera. Les respalda el rigor y la consistencia de la vida cultural de Chile.