Plática. El presidente estadounidense Barak Obama habla con el presidente francés Nicolas Sarkozy al comienzo de la reunión de trabajo durante la cumbre del G8 en Huntsville, Canadá. EFE
Al no poder resolver sus diferencias sobre una nueva estrategia financiera global, los líderes mundiales reunidos en Canadá volcaron su atención hacia los problemas más complicados en política exterior.
Los dirigentes de las ocho naciones más industrializadas del mundo, integrantes del Grupo de los Ocho, tenían programado empezar su segundo día de conversaciones ayer enfocándose en el estancamiento en materia nuclear con Irán y Corea del Norte.
En el caso de Teherán, Estados Unidos y otros países europeos ejercerán presión para que otras potencias también impongan nuevas sanciones a Irán por su controversial programa nuclear, las cuales se sumarían a las medidas tomadas por el Consejo de Seguridad de la ONU este mes.
Pero China y Rusia apoyaron con renuencia las sanciones de la ONU y se han negado a tomar más medidas de castigo de forma unilateral.
Las discusiones en materia de política exterior llevadas a cabo por los líderes del G-8 -Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia- ocurrían tras un día de conversaciones en las que el grupo no pudo llegar a un acuerdo sobre la combinación de gasto público y reducción del déficit que se necesita para que la economía mundial avance.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, argumentó que la economía global sigue siendo frágil y no debería ponerse en riesgo al tener países que reduzcan demasiado rápido sus déficit, mediante cortes en el gasto público y aumento de los impuestos, lo que puede llevar a un crecimiento económico más lento.
Pero los líderes de Gran Bretaña, Alemania, Canadá y Japón alegaron que las reducciones del déficit son necesarias para calmar a los inversionistas luego de la inestabilidad del mercado experimentada en mayo, cuando Grecia casi cae en bancarrota al no poder pagar su deuda.
Además, el G-8 terminó con los gobernantes de los ocho países más desarrollados del mundo condenando el presunto hundimiento de una nave de guerra surcoreana por parte de Corea del Norte y reclamando a Irán que respete los derechos humanos.
En otro reporte, se informó que manifestantes vestidos de negro incendiaron patrullas de la Policía en el distrito financiero y rompieron ventanales con bates y martillos.