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De barrios y sicarios

ALEJANDRA CULLEN BENÍTEZ

Dicen en Juárez "¿cómo van a poder con los sicarios si no pueden ordenar los barrios?". En ciudades desordenadas florece el crimen organizado. Ante la falta de controles, prospera el lavado de dinero. De ahí, surge la distribución de droga, corrupción de autoridades, cobros de piso, secuestros etcétera...

Ante una guerra como la actual, cuidar el desarrollo de las colonias es el primer punto de contención para proteger a los ciudadanos. La planeación urbana es un mecanismo de prevención. Controlar establecimientos comerciales y construcciones es crucial para prevenir la cohabitación con los criminales y la posible expansión de la violencia. Pero no se le atiende.

Hoy, el crimen organizado lava su dinero por todo el país.

Las autoridades locales, por desconocimiento o por desidia no conciben el ordenamiento de la asignación de permisos como freno a la expansión criminal. En todo el país, el otorgamiento de licencias para establecimientos comerciales es un desastre. Impera la corrupción. En muchos municipios es por debilidad institucional, en el DF se suma la ambigüedad legal sobre las facultades del gobierno de la ciudad y de las delegaciones. Como resultado, aún cuando la ciudadanía se pronuncia, las autoridades desestiman el problema y transfieren la responsabilidad a alguien más.

Prueba de esta desidia preventiva dio la delegación Miguel Hidalgo, supuesto ejemplo de ejemplo de eficacia y transparencia. Demetrio Sodi mostró ser el típico político, más preocupado por su futuro que por sus gobernados.

En los últimos dos años, en su delegación, fluyen las licencias y permisos, para edificios, restaurantes, bares y antros aunque sean inconsistentes con el plan de desarrollo urbano. Entre el flujo vehicular y la carencia de estacionamientos, Polanco se volvió intransitable. Desconcertados, los vecinos piden información sobre los establecimientos y no se las dan. Desesperados, bloquean su operación hasta con clausuras ciudadanas.

Los locatarios se ponen furiosos. Responsabilizan a los vecinos del fracaso de sus negocios. Muchos tienen permisos que no pueden operar. Vecinos y empresarios pierden por igual. El delegado se lava las manos y responsabiliza a la Asamblea por aprobar "leyes inconsistentes". El GDF brilla por su ausencia. Nadie asume su responsabilidad.

Si esto pasa en Polanco, imaginemos la anarquía en la que se desarrollan otras colonias dentro y fuera de la capital. El descontrol en la materia conlleva al desarrollo caótico de colonias que pasan de zonas habitacionales a comerciales (en el mejor de los casos).

Con este desorden hemos vivido por años. Es el que permitió la cohabitación con el crimen. Es el primer punto de vulnerabilidad de la ciudadanía ante el mundo criminal. El desorden facilita tanto la venta de droga, como la extorsión de criminales y autoridades. Amarran apoyos con las autoridades y polarizan a la sociedad

Exigir orden y transparencia en el manejo de licencias y permisos (comerciales y de construcción) no es un capricho de niños ricos. Son la puerta de entrada del crimen organizado. Pueden desencadenar, como en Monterrey, la violencia local. La transparencia es una buena herramienta para separar inversionistas "limpios" y "sucios". Protege a los primeros y margina a los segundos. Generar consensos locales no confrontaciones. Ayuda a las autoridades a trabajar de la mano de los ciudadanos.

La exigencia busca poner sobre la mesa una debilidad institucional del DF y de muchas ciudades: falta inversión en sistemas y reglas claras para un adecuado desarrollo urbano. Conocer el origen y uso de las inversiones privadas, y cuidar a barrios y colonias debiera ser una prioridad para todo alcalde, más para Marcelo Ebrard, el supuesto "mejor del mundo".

El Gobierno Federal carece de una estrategia de blindaje urbano para las entidades que no padecen la guerra. Ni las capacita, ni las previene, ni las transforma. Estar fuera de la guerra no nos excluye del riesgo. Si las autoridades no reaccionan, nos toca presionarlas.

El descuido de nuestros colonias, de las leyes de desarrollo urbano y de las instituciones para hacerlas cumplir, aumenta nuestra vulnerabilidad. No se puede blindar completamente una ciudad. La violencia tiene muchas causas. Cuidar su desarrollo a través de la sistematización y depuración del proceso de asignación de licencias y permisos ayuda a prevenir el drama que viven algunas ciudades del país.

El gobernador de Chihuahua condenó el homicidio de Marisela Escobedo. Juzga a jueces antes que a la procuración de justicia aunque de 7 mil homicidios haya sólo 100 sentencias, 13 fiscales y 22 agentes investigadores.

Economista

Twitter: cullenaa

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