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De filántropos y misántropos

GILBERTO SERNA

De acuerdo con las estadísticas hay cien millones y pico de mexicanos de los cuales nos indican que la mitad, 56 millones, están condenados irremediablemente a vivir en la más horrenda pobreza sin posibilidades de salir. Menos de uno por ciento, un grupo muy pequeño, pequeño de verdad, goza de fortunas colosales. Mencionaré para que se den un quemón a los más adinerados, según una revista gabacha: lo encabeza el inefable multimillonario Carlos Slim, se dice que su fortuna asciende a 35 mil millones de dólares y es propietario de las principales empresas mexicanas que cotizan en la bolsa de valores. Se menciona además a Alberto Bailleres, Ricardo Salinas Pliego, Jerónimo Arango, Germán Larrea Mota Velasco, Roberto Hernández Ramírez, Emilio Azcárraga Jean y Alfredo Harp Helú, de los que el más pobre tiene en su bolsillo mínimo mil millones de dólares. ¡Ah! Y no es a propósito dejar fuera a la joya de la corona, a Joaquín (El Chapo) Guzmán Loera, que da honra al grupo y prez, pues no necesita usar antifaz para saber quiénes son sus pares.

Es un club exclusivo formado por familias que probablemente no están enterados de la miseria por la que atraviesan los que carecen de todo, pobreza vinculada principalmente con el desempleo y la pérdida de ingresos. Bueno, pues son los aristócratas que viven en lujosas mansiones, fortificadas, con corpulentos guardaespaldas, que recuerdan a Rambo, bien pertrechados, protegiendo a sus patrones día y noche, que se trasladan en las calles de la ciudad en vehículos blindados. No conocen las carreteras del país pues viajan en jet privado y últimamente en helicóptero para lo cual han construido en amplios jardines un espacio para aterrizaje, de los llamados helipuertos. No suelen revolverse con la raza de bronce, Dios no lo mande. Algunos presumen de filántropos, literalmente amigos del hombre, que mantienen fundaciones benéficas con dinero excedente que les deja la explotación de sus empresas. Su hábito de codicia los vuelve susceptibles a escatimar en el libre mundo de los negocios la distribución, sin trucos, de sus riquezas. El grado de concentración de sus caudales es sumamente elevado, constituyendo un freno al desarrollo integral del país. Tienen su dinero en dólares. A consecuencia de la crisis suele presentarse una anomia social, que es un estado de aislamiento del individuo o de desorganización de la sociedad, debido a ausencia, contradicción o incongruencia de las normas sociales.

Los que poseen la riqueza del país son unos sibaritas que mientras más tienen menos gastan. Los más pudientes compran castillos medievales en ciudades de Europa, que llenan las fantasías del más imaginativo. En fin, todas estas cavilaciones tienen su origen en la nota publicada el pasado jueves 5 de agosto, en El Siglo de Torreón, generada en Nueva York, que me dejaron, pensativo y ensimismado casi, casi, sin dar crédito a tan estupenda noticia. Dos de los más ricachones del planeta, lanzaron una iniciativa, dirigida a los más picudos de los millonarios, para donar la mitad de sus portentosas fortunas dedicándolas, en un arrebato filantrópico, a remediar la pobreza de los seres humanos en la Tierra. Es factible que desprenderse voluntariamente de sumas, que hacen palidecer los tesoros que almacenaba en su cueva Alí Babá, no los deje en la indigencia, dada la riqueza de sus escarcelas, pues se trata nada menos que del fundador de Microsoft, Bill Gates y el gurú financiero, Warren Buffet, estadounidenses que poseen una fortuna que ronda los 230 mil millones de dólares.

Buffet dice que la campaña para llegar a los más ricos de Estados Unidos a renunciar a su riqueza sigue, aunque no siempre sin problemas. Algunos multimillonarios, abordados por los dos hombres más ricos del país, ya han rechazado la idea. Buffet no da nombres, pero indica que la insatisfacción general con el Gobierno jugó un papel preponderante para algunos. Otros de los que se negaron, dijeron que querían mantener su dinero en la familia. A esto Buffet dijo que era una visión bastante dinástica de la riqueza. Se dice que treinta y ocho de los mayores multimillonarios se les han unido. O es una noticia falsa o pellízquenme para darme cuenta de que no estoy soñando. Espero no estar alucinando, pues según la revista Fortune se podrían recaudar para obras benéficas y sociales más de 600, 000 millones de dólares. ¿Usted cree en los cuentos de hadas?, ¿los millonetas mexicanos, quitándose la chinguiñas de los ojos, reaccionarán igual o será que acá en vez de filántropos tenemos misántropos?

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