Mañana. Es lunes, y es un gran día.
En nuestra niñez, la gente decía: Los lunes, ni las gallinas ponen. Daban a entender que era un día perdido, para el descanso.
Nada más falso. Como vivíamos en nuestro querido pueblo, abuelito tenía gallinas por todo el patio, y curiosos íbamos a comprobar tal dicho, y siempre encontramos que eran los lunes cuando las aves de corral dejaban más huevos en sus aposentos.
Cuando nos dieron tareas más importantes en esta casa, comprobamos que si los lunes iniciábamos con mayor determinación, deseos y planes bien estructurados las tareas de cada semana, al final el éxito era mayor.
Todavía hoy día conservamos tan agradable costumbre. Los domingos, como hoy, hacemos nuestro propio programa. Primero, algo de tiempo para el espíritu que también necesita atención, después la convivencia con la familia especialmente con los nietos.
Y posteriormente, ya en la quietud de un lugar muy cerca de la naturaleza, hacemos nuestro plan de trabajo para la semana siguiente, el que más tarde compartimos con nuestros compañeros de trabajo.
Así, cada lunes tenemos metas por cumplir, planes bien elaborados, tareas para cada quien, nada de improvisaciones y adivinanzas. Así, muchos lunes han sido exitosos, como lo fueron en nuestros años de estudiantes. A veces encontramos a quienes fueron nuestros compañeros en las aulas y nos preguntan sin conservación la decisión de los lunes, así que en ocasiones los invitamos a que conozcan lo que ahora hacemos.
Mañana es lunes, un día maravilloso para iniciar esos planes que ha postergado por tiempo indefinido. Mañana es un día excelente para buscar nuevos horizontes, porque quizá los que ahora contempla son ya muy limitados para sus sueños. Busque siempre las formas para triunfar. Vaya con decisión al encuentro de su destino.
Los planes hágalos hoy, pero realícelos mañana.