¿De dónde son? ¿Cómo es el lugar del que proceden?
Los vemos cada vez en mayor número en las esquinas. Unos venden bolsitas con nueces o dulces, otros bailan al compás de improvisados tambores.
Las niñas también son comerciantes ambulantes. Para muchos, esos niños pasan indiferentes.
Niños de caras morenas, curtidas por la resequedad. ¿Quién se ocupa de ellos? ¿Van a la escuela? ¿Qué pasa cuando enferman? ¿Son niños que no son mexicanos, y que no están en los censos?
¿Se ocupan de ellos los políticos en campaña y ya en sus tronos? ¿Están incluidos en planes de asistencia y de educación?
Curiosamente son niños que provienen de nuestras raíces. Y que hoy andan por las calles vendiendo cositas o estirando simplemente la mano.
Niños que nos hemos acostumbrado a ver dormidos en las esquinas, lo mismo en el crudo invierno que en el caluroso verano.
Niños que tienen hambre y frío, pero que no nos interesan.
Niños que reflejan con su mirada la misma expresión de los que usted tiene en casa, cómodos, confortables y bien comidos.
Niños que este mes no tienen nada que celebrar, ni saben de piñatas, ni de cumpleaños. ¿Cuál será su futuro?
Éstos son los niños diferentes, olvidados, que no queremos voltear a ver, porque no tenemos conciencia y porque nuestra mirada y nuestros afectos están solamente cerca de nosotros, y no más allá de nuestras narices