En circunstancias muy especiales. Primero a Abelito. Pasábamos por un lugar donde un niño se peleaba con jóvenes, mayores que él.
Nos llamó la atención tan desigual enfrentamiento.
Y nos detuvimos a investigar. ¿Qué pasa, por qué te peleas?
El niño volteó hacia nosotros sus ojos extraviados, uno mirando a una parte, otro a otra y nos dijo: Es que se burlan de mí y de mi papá. De mí porque estoy bizco, y de mi papá porque está ciego.
Aquello nos impactó terriblemente y como pudimos sacamos de ahí a padre e hijo. Así nació una muy bonita amistad.
Presentamos su historia aquí, y nuestros lectores nos ayudaron para que el papá tuviera una tiendita que atendían sus familiares, y para que Abelito fuera sometido a una operación que corrigió sus ojos.
Un día vino a decirnos que era estudiante de la Normal, y tiempo después que lo mandaban a la sierra a cumplir sus primeros trabajos de educador.
Por ese tiempo, un día que llegábamos a esta Casa, de ella era empujado a la calle un niño que por poco nos avienta.
¿Qué pasó? Le preguntamos al menor, y éste, lloroso nos dijo: Yo sólo quiero ganarme unos centavos dibujando a quienes están aquí, pero ese señor me echó, y nos señaló a un compañero de trabajo.
Ven, vamos a ver lo que haces. El niño se llamaba Janitzio García.
Y cuando vimos sus dibujos supimos que era un artista. Lo ayudamos en lo que pudimos y un día nos dijo que se iba a la capital en busca de mejores horizontes.
Cuando íbamos a la capital enviados por este Diario, él nos atendía, iba por nosotros al aeropuerto y nos llevaba a donde le pedíamos.
Ambos triunfaron en lo que les gustaba y ambos murieron muy jóvenes.
Un día vinieron los familiares de Abelito a decirnos que había fallecido en la sierra, donde trabajaba, por una enfermedad que lo atrapó.
Y no hace mucho nos enteramos que Janitzio se había ido también.
A veces por la noche, cuando sopla el viento, y sobre todo cuando las cosas no nos salen bien, parece que escuchamos a ambos alentándonos, apoyándonos, impulsándonos a seguir adelante, como lo hicimos algún tiempo con ellos.
Abelito y Janitzio, por allá nos volveremos a ver algún día.