Viajar
Dicha de dichas.
Así hemos iniciado siempre nuestros relatos, cada vez que dejamos la Comarca Lagunera para recorrer los caminos del Señor.
Siempre nos gustó andar de aquí para allá, conociendo, aprendiendo, disfrutando otros paisajes y el trato con otra gente.
Esto se convirtió cada vez más atractivo, cuando las distancias eran mayores.
La primera vez que fuimos a Europa nos pellizcábamos a cada rato, para comprobar que no soñábamos.
De niños, allá en el Barrio Prieto de nuestro pueblo natal, nuestros vecinos decían: Este güerito sacó pata de perro, anda por todos lados.
Lico Hernández, que rentaba parte de su casa a Enriquillo Fernández, para que ahí tuviera su taller mecánico, decía: "Este Robertillo -así nos llamaba refiriéndose al nombre de papá- salió vago acabado.
Y Miguel Ángel, nuestro hijo mayor, por su parte dice; "Papá, usted a cada rato agarra pata pal rancho", refiriéndose a nuestro gusto por viajar.
Pero esta vez sí que nos fuimos grandes. Andamos por tierras africanas, de donde vamos adquiriendo experiencias que ya platicaremos con usted que nos acompaña aquí cada domingo.
Al llegar y pisar suelo africano, nos vinieron a la mente las clásicas palabras, rimadas, de don Salvador García Jiménez, uno de nuestros primeros maestros en EL SIGLO, quien cada vez que salía de vacaciones, por lo general a Europa, nos mandaba unas líneas que empezaban siempre así; Otra vez, incansable peregrino, vuelvo a pisar lejanas tierras.
Envidia de la buena nos daba, hasta que un día pudimos repetirle las palabras, cuando llegamos a Leverkusen, Alemania, la ciudad que tanto le gustaba.
Ya tendremos tiempo y espacio de platicarle lo que estamos viviendo.
