No es éste sólo un saludo.
Tampoco un deseo. Ni algo que repetimos porque nos lo enseñaron desde niños.
No es tampoco la repetición de un viejo disco, o las sorpresivas palabras que dice un robot.
No, nada de eso.
El tradicional saludo, que recorre todo el mundo en todos los idiomas, dicen tuvo un inicio extraordinario.
Cuentan las leyendas, que hace mucho siglos, hombres de clara inteligencia establecieron que al inicio de cada día, en cada ser humano, está mucho del éxito o del fracaso de cada quien.
Que es en el despertar de todos los que habitan este planeta, la parte más importante de lo que ocurrirá el resto de esa fecha.
Y por ello fue estableciéndose, en gente de buena fe y mejor voluntad, desearle lo mejor al próximo, fuera quien fuera, pidiendo por otros lo que se deseaba para sí mismo.
Si usted, cuando despierta, empieza a meter en su mente cosas pesimistas, adversidades, calamidades, problemas, enojos, rencores, no tendrá un buen día.
En cambio, si empieza por agradecerle al Señor por esa nueva oportunidad que le da para vivir, y para hacerlo de la mejor manera, las cosas empezarán mejor. Sobre todo si usted, imitando a los gatos, se estira primero y empieza a conectarse poco a poco con el mundo que lo rodea, tendrá mucho más ventajas para tener el mejor de sus días.
Los buenos días, primero déselos usted mismo. Regálese una ayudadita esté donde esté, porque es muy probable que lo que venga después, tendrá que ver con la forma en que inició ese día.
A nosotros nos gusta mucho la forma en que todo mundo, conózcalo o no, lo saluda en mi pueblo. Buenos días, le dé Dios, dicen casi todos, con gran espontaneidad y sinceridad. Uno siente muy bonito escuchar esos buenos deseos.
Hoy, desde que amanece, tómese su tiempo para todo, al fin que es domingo, y por lo general se dedica al descanso y a la familia.
Decida lo que va a hacer, pero con más calma que los demás días. Esta columnita quiere ayudarle a que tenga éxito temprano. No se precipite para nada ni tome hoy decisiones con angustia. Regáleles paz y tranquilidad a sus seres queridos. Eleve antes que nada sus oraciones más allá de las estrellas si es creyente y si no, llene su mente de buenos deseos para el prójimo. Este domingo es sólo suyo y aprovéchelo al máximo.
Los buenos días que siguen en su vida, serán mejores si sabe cultivarlos bien desde temprano.
