¿Cuándo debe llegar?
La pregunta la hicimos a un estimado amigo, con muchos años trabajando, a quien siempre hemos visto con el mismo entusiasmo, con las ganas de siempre, y sobre todo con el gusto por hacer las cosas.
Y sin pensarlo, él nos contestó de inmediato, y en forma contundente: Nunca, dijo.
Su respuesta nos dejó perplejos, porque creíamos que abundaría sobre el tema, pero solamente repitió: ¡Nunca!
Después agregó lo siguiente, y que siempre recordaremos: Quien se jubila y ya no quiere hacer nada, empieza a morir, y no te digo más, terminó contundente.
Recordamos cierta ocasión que pasamos por la Plaza de Armas y vimos mucha gente sentada, como lo hacen a diario. Sentimos curiosidad por ver quiénes eran, qué hacían, o qué habían hecho antes y por qué estaban ahí, simplemente dejando pasar el tiempo.
Al primero con quien platicamos nos dijo:
Yo trabajaba en Ferrocarriles pero un día me jubilaron y ya no encontré trabajo, por más que busqué.
Le preguntamos si le gustaría insistir, seguir buscando, nos dijo que sí y nos pidió algunos nortes.
Así que quisimos saber qué le gustaría hacer. Nos dijo que le gustaba mucho la lectura. Comentamos de bibliotecas y museos que existían en nuestra comunidad así que insistimos en que buscara por ahí.
Para no hacer larga la historia, pasó el tiempo, y un día que volvimos a pasar por la plaza ya no lo vimos. Sus ex compañeros de banca nos dijeron que ya estaba trabajando, precisamente en una biblioteca, así que lo buscamos, y efectivamente, trabajaba cerca de nosotros y dicen que era un excelente trabajador, cumplido y madrugador.
La tercera edad no debe ser el tiempo del abandono de sí mismo, sino de inspiración para buscar donde se puede encontrar un lugar diferente donde se pueda ayudar.
Lee Iacoca, el hombre que una empresa automotriz despidió cuando avanzó en la edad, dice que sus mejores años productivos los encontró en la empresa que entendió y apreció su capacidad creativa y organizativa.
Tal vez sus mejores años, estén en esta famosa tercera edad. ¡Compruébelo!