Hu-Ssong, filósofo oriental, oyó narrar el apólogo del hombre que encontró cierto día una moneda tirada en el suelo. Desde entonces no volvió a levantar jamás la vista, con la esperanza de hallar otra moneda.
-Yo sé otro apólogo -dijo Hu-Ssong a sus discípulos-. Un hombre quiso llevar siempre la mirada en las alturas. Por ir así no miró un pozo, y cayó en él.
-¿Cuál de los dos apólogos -le preguntaron los alumnos- debemos entonces aceptar?
-Ninguno de los dos -les contestó el maestro-. Hay tiempos para mirar el cielo, y tiempos hay para poner los ojos en la tierra. El ideal es siempre hermoso, pero no debe apartarnos de la realidad.
¡Hasta mañana!...
El adulterio es algo feo de mencionar. Muchos estarían dispuestos a cometerlo, pero no a decir la palabra en público. El padre Arsilio se desesperaba porque sus feligreses cometían adulterio con inquietante asiduidad. Los hombres lo consideraban travesura, y algunas mujeres se casaban sólo para poder adulterar. Decidió poner en práctica un ardid a fin de apartar a sus ovejas de esa indebida coición. Cuando Susiflor iba a contraer matrimonio la llamó aparte y le advirtió: "Si alguna vez llegas a engañar a tu marido, a él le saldrán unas feas ronchas en el cuerpo y la cara. Por ellas sabrá tu esposo que le has sido infiel, y por ellas también la sociedad en su conjunto se enterará de tu culpable liviandad". La muchacha se inquietó bastante al oír aquello, y consultó el caso con su señora madre. Le preguntó: ¿Es cierto que si cometo adulterio le saldrán ronchas a mi esposo?". Respondió la señora: "No hagas caso de patrañas, hija mía. Si lo que dices fuera cierto, ésta sería la fecha en que tu padre no acabaría de rascarse". (Nota: Una roncha -en alemán Quaddel; en inglés wheal; en italiano ponfo, en francés élevure y en portugués vergao- es una pápula producida ya sea por urticaria o por picadura de insecto. Con todo respeto al padre Arsilio, en ningún libro de dermatología he encontrado que el adulterio cause ronchas. De otros males y problemas es origen, numerosos y casi siempre graves, pero entre ellos no se cuentan las pápulas o ronchas. Si a alguien le aparecen, recurra a alguna pomada exantemática, no al juez de lo familiar)... Ningún hueso sano le he quedado a la iniciativa de reforma política presentada por Felipe Calderón. Tirios y troyanos se lanzaron contra sus propuestas, y las hicieron garras todas. Ninguna cosa buena, ni un solo punto aceptable han hallado los comentadores de esa iniciativa. Quizás eso se debe a que hoy por hoy no es políticamente correcto estar de acuerdo con algo que propone el Presidente. Si en una mañana de sol Calderón dijera: "Es de día", todos encenderían faroles para contradecirlo. Ciertamente la figura presidencial está muy desgastada. De quitarle prestancia y respetabilidad se encargaron Fox y doña Marta, y tampoco han contribuido a darle realce los escasos frutos conseguidos en el sexenio del presidente Calderón. A mí, sin embargo, me gusta ser políticamente incorrecto. En no pocas ocasiones eso me ha llevado a estar impolíticamente en lo correcto. No creo que una propuesta se debe rechazar en todas sus partes sólo por venir de quien viene. Cuando salió esa iniciativa de Calderón, tendiente a acabar con algunos de los muchos males que padece la vida pública de México, la califiqué de atinada y valerosa. Reitero mi opinión, aunque siento que desgraciadamente la andanada de voces contrarias hará tábula rasa con los cambios propuestos por el Presidente, y los hará naufragar todos... Le dice un tipo a su amigo: "Me enteré de que tu esposa tuvo un hijo, y que el niño es de otro hombre". "Sí -reconoce el individuo-. Pero salió tan chiquitillo y tan feúcho que ni siquiera es para tomarse en cuenta"... Después de haber estado un año entero de servicio en ultramar, aquel marino pudo por fin ir a su casa. Llegó a las 7 de la mañana, y su esposa y su hijo adolescente fueron por él al puerto. En el trayecto a casa dijo el recién llegado: "PC". "No -respondió su esposa-. PD". "PC" -repitió él. "No -insistió la señora-. PD". El muchacho intrigado, les pregunta: "¿Qué significa eso de 'PC', 'PD'?". Contesta el marinero: "Tu mamá quiere que primero desayunemos". (No le entendí)... FIN.