Lo que voy a contar ahora no es picardía ni humorada: es verídica historia, y pertenece al mundo de los
hechos. En 1810 un explorador inglés que recorría el sur de África vio a una mujer nativa que mostraba
unos glúteos gigantescos, descomunales, imponentes, como jamás ningún hombre blanco había contemplado. Tanto le asombró aquel enorme y desproporcionado trasero que llevó a la mujer, llamada Saartjie Baartman, a Capetown, y de ahí a Londres, donde la exhibió como fenómeno de circo -eso que los americanos llaman “freak”- con el nombre de “La Venus de los Hotentotes”. Aquella infeliz aborigen no pudo soportar el clima londinense: un año después de su llegada a Inglaterra se le acabó la vida. Su muerte, sin embargo, no evitó que quien la llevó a Europa siguiera cobrando por verla. El codicioso explorador hizo embalsamar el cuerpo de Saartjie, y la exhibió otra vez, ahora en calidad de momia. Increíblemente, los restos de aquella Venus negra, con su profuso nalgatorio, estuvieron expuestos hasta 1985 en el Musée de l’Homme, en París, y sólo hasta abril de 2002 -o sea hace menos de ocho años- fueron devueltos al gobierno de Sudáfrica y recibieron sepultura. En política se dan también esos fenómenos, insólitas deformidades que llaman la atención de todos. El más reciente que hemos visto en México es la impensada alianza del PAN y el PRD. No es contra natura esa coalición, pues la naturaleza, purísima como es, no sabe de política. Tampoco puede llamarse perversa a tal unión. En el campo de la olítica no existe lo perverso, que es calificativo de moral, y nunca los políticos se han sujetado a la moralidad. Yo critico esa coalición -y al criticarla me coloco otra vez en el terreno de lo políticamente incorrecto- porque no es una alianza “pro”: es una alianza “anti”. Su único propósito es ir contra el PRI; disputarle tal o cual coto de poder. En eso no hay nada reprobable: la política es lucha por el poder. Lo malo está en que esa alianza no presenta una agenda o programa de trabajo que muestre a los ciudadanos lo que harán esos partidos en caso de que logren evitar que gane el PRI en los estados donde tal coalición tendrá lugar. Al trabar esas alianzas tanto el PAN como el PRD confiesan su debilidad, y admiten que sólo juntando sus respectivas fuerzas podrán quizá vencer al candidato priista. El problema es que ni a los perredistas de buena cepa les gusta ese increíble ayuntamiento, ni a los anistas con ideología les agrada eso de andar ahora a partir un piñón con quienes siempre los han deturpado, y que ni siquiera reconocen al Presidente Calderón. La alianza PAN-PRD es uno más de esos goyescos monstruos que engendra la política. Y la política es capaz de crear fenómenos más fenomenales aún que la Venus de los Hotentotes... “Dame un tequila -le pidió Capronio al cantinero en alta voz-, y sírvele lo que quiera a aquella vieja con cara de lavativa que está al extremo de la barra”. “Oiga, señor -se enoja el barman-. Absténgase de insultar así a mis clientes”. Desde su asiento dice la mujer: “No hay problema. Acepto el trago que me ofrece el caballero”. “Muy bien -cede el de la taberna- . ¿Qué le sirvo?”. Responde ella: “Una copita de agua tibia”... La señorita Peripalda, catequista, hacía un
viaje en autobús. Subió una parejita, y aprovechando la penumbra que reinaba en el vehículo se puso a acer el amor en el asiento trasero. La señorita Peripalda, estupefacta, no supo cómo reaccionar al ver aquello. Acabado el trance los novios encendieron sendos cigarrillos. Entonces sí recobró su compostura la señorita, y se levantó para quejarse ante el chofer. Le dice la muchacha: “¿Le molesta el humo?”... FIN.
